Los Ministerios de Sanidad, Agricultura e Industria, bajo cualquier color político, se despreocupan de la salud de la población. Su pasividad ha llevado a la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), que reúne a 12 sociedades científicas y 3.800 médicos y científicos, a exigir a la ministra de Sanidad, Ana Mato, y a las autoridades de la Unión Europea que actúen contra el daño de los pesticidas en la población. “Estamos viviendo las consecuencias de la pérdida de calidad democrática, lo que se traduce en la inactividad de las sociedades (cómplices de intereses) que tienen que defender la salud de la población”, señala Idelfonso Hernández, presidente de SESPAS. Esto explica, a su juicio, la pasividad de las agencias europeas que, en lugar de velar por los ciudadanos, se someten a las presiones del lobby químico que frena la regulación y la implantación de políticas para reducir riesgos.
Carta a la ministra sobre la amenaza
de los disruptores endocrinos
SESPAS pide a la ministra Ana Mato y a la Comisión Europea una regulación más estricta de los disruptores endocrinos por la amenaza que suponen para la salud de la población. Los disruptores endocrinos son productos químicos componentes de multitud de productos de uso diario. Su incorporación al organismo humano puede producir problemas de salud reproductiva (infertilidad, malformaciones congénitas), tumores y otras enfermedades en órganos hormono-dependientes (mama, próstata, testículo, tiroides), enfermedades metabólicas (diabetes, obesidad), enfermedades inmunológicas y alteraciones en el desarrollo del sistema neurológico, entre otras. Además de los efectos directos en la salud humana estos contaminantes tienen efectos negativos en el medio ambiente.
“La defensa de la salud de la población no está entre las preocupaciones de los ministerios. Únicamente se puede hacer una excepción con el Ministerio de Medio Ambiente de Cristina Narbona que firmó el Convenio con Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes. Pero una vez aprobado en Consejo de Ministros nunca salió del cajón”, denuncia Miquel Porta, catedrático de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Barcelona y portavoz de SESPAS. Porta hace extensiva su denuncia a las consejerías de las comunidades autónomas a las que también acusa de pasividad. “Tras largos debates en la UE parece que por fin hemos conseguido que los toxicólogos dejen de despreciar a los expertos en epidemiología clínica. Se impone la obligación de realizar análisis por la exposición ambiental de los trabajadores”, señala Nicolás Olea, catedrático de Radiología de la Universidad de Granada.
1.200 médicos de Francia y el Caribe
denuncian muertes
“Aunque los pesticidas no son la única causa, queremos manifestar públicamente nuestra voluntad de hacer frente a los peligros de estos productos. Parece que hay una asociación positiva entre la exposición ocupacional a los pesticidas y ciertas enfermedades en adultos: Parkinson, cáncer de próstata y algunos cánceres hematopoyéticos (linfoma no Hodgkin, mieloma múltiple)”, advierten 1.200 médicos de Francia y el Caribe que alertan del daño de los pesticidas en la salud de los ciudadanos. En el manifiesto que suscriben solicitan el reconocimiento de nuevos cuadros de enfermedades profesionales agrícolas cuya aparición está relacionada con la exposición a los pesticidas. Además exigen al Estado francés y a la Unión Europea que demuestren que han tomado las medidas de seguridad pertinentes.
La exposición materna a los pesticidas
responsable de malformaciones congénitas
La literatura médica sugiere un aumento significativo del riesgo de muerte fetal (aborto involuntario) y un mayor riesgo de malformaciones congénitas con la exposición materna a los pesticidas. También se da un aumento significativo del riesgo de leucemia y los tumores cerebrales en la exposición prenatal. Especialmente hay que señalar, como lo hizo el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (INSERM) los riesgos asociados con los pesticidas. Los médicos sostienen que el 90% de la población francesa está infectada con organofosfatos y subrayan como preocupante la pelagia (una enfermedad producida por deficiencia dietética) en Gran Bretaña. Sólo el 1,6% de las muestras de orina de mujeres embarazadas no contienen rastros de los pesticidas. Pero si nos encontramos con una impregnación de “dosis bajas” en la población general, este hecho según reconocen los médicos no es alentador.
Como se señala en el informe del Senado francés sobre los plaguicidas y la salud el marco regulador europeo no protege a los pacientes, los agricultores y los consumidores , ya que la UE aún no ha validado el método para determinar si un pesticida es un disruptor endocrino o no. El Estado debe demostrar que ha tomado la medida completa de los riesgos de salud asociados con los plaguicidas, concluye el colectivo de médicos.
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