Abengoa Bioenergy, filial de biocarburantes de la multinacional sevillana, e Iberdrola USA, la cabecera del negocio de Iberdrola en Estados Unidos, se han sumado, en segunda ronda, a la iniciativa de Obama, lanzada en julio y fortalecida esta semana, para recabar de las grandes empresas compromisos medioambientales que estén alineados con los muy exigentes de la Administración norteamericana, que, de cara a la vital Cumbre del Clima de París (Cop21) a celebrar en diciembre, ha dispuesto un ambicioso programa por el cual el país reducirá las emisiones contaminantes de efecto invernadero hasta un 28% en diez años. Las dos empresas españolas han suscrito la ‘American Business Act on Climate Pledge’, un empeño en el que figuran hasta ahora 81 empresas domiciliadas en Estados Unidos, todas ellas multinacionales.
El plan de Obama, apoyado por las empresas eliminará casi 6.000 millones de toneladas de óxido de carbono en los próximos 15 años, una cantidad que equivaldría a retirar todos los automóviles de las carreteras del país durante 4 años. La filial de Iberdrola está negociando el permiso de fusión con la estadounidense UIL Holding, una operación valorada en 3.600 millones de euros, que fue bloqueada tras oponerse el organismo regulador de Conneticut.
Iberdrola, la matriz, ya se había comprometido a una reducción del 50% en las emisiones de gases de efecto invernadero en el año 2030 respecto a los niveles que tenía en 2007 y ser una empresa sin saldo neto de emisiones en 2050. La filial estadounidense con la firma de la American Business Act on Climate Pledge se compromete a igualar a los objetivos de su matriz. Además, aumentará los 6.000 megavatios de energía renovable que tiene ahora con energía eólica y solar si se determinan unas condiciones de mercado y una regulación adecuadas.
Iberdrola USA asegura que también continuará invirtiendo en infraestructura de transmisión para apoyar la incorporación a la red de la energía renovable en diversos Estados, y hacer más resistente su infraestructura. También hace un guiño al autoconsumo con el “apoyo a su desarrollo e interconexión” para ampliar el número de 5.000 clientes que son productores. Por último se compromete a invertir un porcentaje determinado en tecnologías de recarga y apoyar a través de la Fundación Iberdrola algunos proyectos en las comunidades en donde opera.
Por su parte, Abengoa Bioenergy, cuya producción de etanol se enfrenta a muchas voces que reclaman la reducción de subsidios, se ha comprometido a exigir transparencia a todos los proveedores y contratistas de la cadena de valro sobre la contaminación que generan para exigirles medidas que la rebajen. La compañía mantiene la promesa de rebajar un 10% su polución respecto a las cifras de 2005 para el año 2025. A nivel tecnológico, Abengoa, que ya cuenta con una planta en Kansas, muy subvencionada, que obtiene el etanol con celulosa, evitando así la utilización de materias primas de consumo humano, como el maíz, se ha comprometido a desarrollar esta tecnología en nuevas plantas asociándose con terceros, y ampliar los residuos que pueden ser utilizados, incluyendo los agrícolas y los de los municipios.
La conferencia que se celebra en Bonn, previa a la de París, cuenta con un borrador de acuerdo
Mientras tanto en Bonn se mantienen reunidos hasta el viernes los negociadores de 195 países sobre el clima con el fin de acelerar los acuerdos que deberán ser ratificados en la Conferencia mundial de París que tendrá lugar entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre. El ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, estuvo ayer en Bonn, donde ya se ha conseguido acordar un borrador, tras aceptarse algunas enmiendas del G77, que integra a los países pobres y en vías de desarrollo, el 80% de la población mundial.
Coincidiendo con esta reunión, 154 personalidades religiosas de todo el mundo publicaron ayer también un documento que entregaron a Christina Figueras, la secretaria general de la Convención de Naciones Unidas sobre el Clima, en el que se hace una llamada a alcanzar un acuerdo “por el bien común de la humanidad” ya que el cambio climático es “una amenaza real para la vida”. Los religiosos, cristianos, budistas y musulmanes, piden que se prohíban progresivamente las energías fósiles y no se emitan gases de efecto invernadero en el año 2050. Además reclaman a los países ricos que apoyen adecuadamente a los menos favorecidos, comenzando por los más vulnerables. Entre los firmantes están el pastor noruego Olav Fykse, que es el secretario general del Consejo Ecuménico de las Iglesias, el arzobispo Thabo Makgoba, de la Iglesia anglicana de Sudáfrica, el obispo católico peruano, Pedro Barreto, el imán Tayyib Mian, y el tailandés Sulak Sivaraksa, de la red internacional de budistas comprometidos.
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