El Centro Interreligioso de Responsabilidad Empresarial (ICCR) ha lanzado una campaña para exigir a los laboratorios Bristol-Myers un precio justo para los medicamentos. En la junta del próximo 1 de mayo los accionistas tendrán la oportunidad de votar una propuesta avalada por ICCR que garantice que los pagos de incentivos para los altos ejecutivos no traigan como consecuencia altos precios para los medicamentos.
Desde ICCR que agrupa a organizaciones religiosas, universidades, sindicatos y fundaciones en Estados Unidos denuncian que los prescriptores de los altos precios de los medicamentos plantean un serio desafío a la creación de valor sostenible por parte de las compañías farmacéuticas. “Esta política puede dañar la reputación corporativa”, advierte a Bristol-Myers la abogada Donna Meyer que representa a una docena de órdenes religiosas y fondos de inversión vinculados a la Iglesia.
En su ofensiva en la próxima junta de accionistas, la campaña de ICCR pone el foco en los medicamentos contra el cáncer de Bristol-Myers que fueron objeto de la campaña ‘El alto costo de la vida con cáncer’. El Centro Interreligioso denuncia como en los últimos años este laboratorio tienden a poner precios altos en los fármacos de inmuno-oncología. Argumenta que este tipo de aumento de precios plantea un desafío para los proveedores de servicios de salud y los pagadores que buscan tratar pacientes.
Sanofi, modelo a seguir en precios en EEUU
Recuerda como algunas farmacéuticas han respondido a las preocupaciones públicas al comprometerse a no aumentar precios en más de una cierta cantidad por año. Por ejemplo, Sanofi se comprometió a limitar los aumentos de precios a la proyección de crecimiento del gasto nacional en salud, que fue del 5,4% en 2017. “Nos preocupa que los acuerdos de pago de incentivos de Bristol-Myers, que utilizan los objetivos de ingresos y ganancias por acción, pueden pasar por alto los riesgos de presión de fijación de precios que enfrenta la empresa y no tomar en cuenta estos riesgos en arreglos de compensación. En nuestra opinión, recompensar a los ejecutivos por aumentar los ingresos puede crear riesgos adicionales cuando esos ingresos son generados principalmente o únicamente a través de aumentos de precios”.
El Centro Interreligioso considera que los programas de compensación de incentivos no deberían alentar a los ejecutivos sólo a lograr objetivos financieros, sino también servir para administrar los riesgos comerciales de manera efectiva.