La ciencia y la política están íntimamente conectadas. Esta es la conclusión a la que llega el Servicio de Investigación del Parlamento Europeo en este informe de prospectiva en el que plantea tres cuestiones candentes: ¿Qué pasaría si la tecnología blockchain revolucionara la votación en el Parlamento Europeo? ¿Qué sucedería si tus emociones fueran rastreadas para espiarte mediante la tecnología de reconocimiento facial? ¿Y qué ocurriría si diseñamos genéticamente una especie completa para combatir enfermedades?
Este documento va dirigido a eurodiputados y funcionarios como material de referencia para ayudarles en el trabajo parlamentario. Sus autores se vanaglorian de qué su anterior estudio prospectivo sobre la ‘Ética de los sistemas ciberfísicos’ contribuyó sustancialmente a la resolución del Parlamento de febrero de 2017 sobre ‘Las normas de derecho civil en robótica’.
La tecnología blockchain, se asegura en el documento, puede acelerar las elecciones y reducir el riesgo de fraude, lo que reduciría los costos y posiblemente conduciría a una mayor participación de votantes. Sin embargo, para construir una democracia fuerte, todo el electorado, incluso aquellos votantes decepcionados con el resultado, debe aceptar que el proceso de votación fue legítimo y confiable. Aun no es tiempo de aclarar, subrayan los autores, si un proceso complejo de blockchain puede inspirar suficiente confianza pública.
El peligro de una vigilancia masiva
En cuanto a la tecnología de reconocimiento facial señalan que puede tener muchos tipos de aplicaciones en diferentes campos, especialmente cuando se combina con el reconocimiento de emociones: podría identificar a ladrones potenciales, rastrear casos de salud mental, personalizar el marketing o brindar asistencia médica al paciente. ¿Qué pasaría si la tecnología fuera utilizada por las autoridades estatales o empleadores maliciosos para llevar a cabo una vigilancia masiva, seguimiento de movimientos y emociones de los pueblos sin su consentimiento? Es otra cuestión que aborda este informe.
Sobre la tecnología aplicada a la transmisión de genes se argumenta que podría utilizarse para diseñar genéticamente una especie completa, mediante la introducción de un gen modificado que fácilmente se propaga a través de una población. Una vez conseguido podría usarse para erradicar la malaria, combatir las especies invasoras que cuestan a la economía europea miles de millones de euros o para disminuir la resistencia a pesticidas o herbicidas en plagas y malas hierbas. Sin embargo, al mismo tiempo, las naciones hostiles podrían convertir la tecnología de transmisión de genes en un arma biológica apuntando a especies clave para los ecosistemas europeos, como las abejas.
Peligros o preocupaciones éticas
En el documento se reconoce que las innovaciones tecnológicas también podrían provocar nuevos problemas, peligros o preocupaciones éticas. Depende de los responsables políticos (en interacción con científicos y actores sociales) para abordar, mitigar y regular estas situaciones conflictivas. Sin embargo, los formuladores de políticas no solo se ocupan de los productos del esfuerzo científico, sino que también tienen el poder para priorizar ciertos campos de investigación y desarrollo, y para dirigir la práctica científica mediante normas o códigos éticos (voluntarios). Las decisiones tomadas en todos estos tipos de interacción entre ciencia y política pueden ser altamente políticas.
La ciencia y la política se reúnen principalmente en las etapas de establecimiento de la agenda y consulta de formulaciones políticas. En la fase de establecimiento de la agenda, los científicos destacan nuevos desarrollos científicos y tecnológicos que precisan de una legislación o regulación ética. Se trata de la necesidad de mitigar ciertas reglas que limitan la libertad científica; o un problema apremiante detectado en la sociedad o la naturaleza, como la necesidad de nuevas habilidades de trabajo o estrategias para combatir el cambio climático.
En la fase de consulta, los responsables de la formulación de políticas pueden recurrir a asesores científicos para obtener consejo sobre temas de investigación en los que están trabajando como la seguridad de los colorantes artificiales en los alimentos. Buscar inspiración e información en la ciencia contribuye a la formulación de políticas basadas en la evidencia. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que las decisiones basadas en la evidencia son, al final, siempre el resultado de una negociación entre tales aportaciones científicas, por una parte, y el contexto social político, por otra.