China ha tenido siempre una vocación económica autárquica y siendo como es el quinto importador mundial de vino, con un crecimiento en este apartado del 45% el año pasado, ha acelerado la plantación de viñas, cubriendo actualmente el 11% de la superficie vitícola mundial, acercándose ya mucho a España, que con 975.000 hectáreas, lidera mundialmente el cultivo de la vid, un 13% del total del viñedo.
Los últimos datos publicados ayer por la Organización Internacional de la Viña y el Vino muestran claramente el papel estelar que está adquiriendo China en el sector vinícola. El director general de la organización, Jean-Marie Aurand, dibujó en París un panorama de estabilidad del negocio a nivel mundial, con una superficie de cultivo, estancada en 7,5 millones de hectáreas, con casos excepcionales de aumento como el chino. Desde el año 2000 se ha producido un abandono del cultivo de uva en Europa y Turquía, quinto país con más superficie y se ha mantenido estable en Estados Unidos y los productores del Hemisferio Sur.
La producción de vino (no se cuenta la de zumo y mostos) se mantiene con muy pocos cambios desde el año 2000, cuando se produjeron 279 millones de hectólitros , y el año pasado, con 267 millones. Este último ejercicio hubo un descenso de 9 millones respecto a 2015 por las peores condiciones climáticas de algunos países, como Francia ( descenso del 7%) y Portugal (15%). En España e Italia ha aumentado, un 4% y 2% respectivamente, al igual que ha ocurrido en Estados Unidos y Australia. Por el contrario, los rendimientos de la tierra han sido inferiores en China, Argentina, Sudáfrica y Chile.
Aunque China ha plantado muchas más viñas que cualquier otro país en los últimos años, el rendimiento productivo es muy bajo todavía. De hecho, en los últimos cinco años ha descendido de 13,5 a 11,4 millones de hectólitros, mientras que España con poco más del 10% de superficie cultivada, produjo 39,3 millones el año pasado, un incremento muy elevado frente a los 31,1 millones del hace cinco años.
La crisis económica de 2008 frenó la tendencia ascendente del consumo de vino en el mundo, que el año pasado fue de 242 millones de hectolitros. Estados Unidos continúa aumentando su querencia al vino y encabeza el consumo mundial, seguido de Francia, Italia, Alemania, China, Reino Unido y España. El consumo en China (17,3 millones), que también aumenta, casi duplica el de España (9,9 millones).
No obstante si se mide en el vino bebido per cápita, es Portugal, con 54 litros por habitante y año, seguido de Francia (51,8) los países donde más se bebe vino. Sorprende que Suecia ocupe el cuarto lugar tras Italia, y con un consumo que supera en más de un 50% el de los españoles, 41 litros frente a 25,4. El consumo de los españoles está por debajo del de los belgas y es casi igual que el de los holandeses, siendo superados, además de por los citados líderes también por suizos, argentinos, alemanes y australianos.
Obviamente, teniendo España una producción inmensa y poco consumo interno, los bodegueros se ven obligados a exportar, siendo el país que vende más vino fuera de su territorio, con 22,3 millones de hectolitros, por delante de Italia, Francia, Chile, Australia y Sudáfrica. Un dato optimista sobre el futuro del vino es que las exportaciones mundiales, habiendo sido inferiores un 1,2% en volumen, en dinero aumentaron un 2%. El consumo apunta por consiguiente a vinos mejor elaborados. De hecho en los intercambios comerciales, el granel ha descendido, y en los embotellados son los espumosos los que generan más demanda.
Francia impone su imagen de marca en el negocio del vino
Francia continúa imponiendo la poderosa imagen de marca de sus vinos, y sus exportaciones son las primeras del mundo en valor. El año pasado generaron a sus bodegas unos ingresos de 8.255 millones, seguidas de las italianas, con 5.354 millones, mientras que España, al exportar sobretodo granel, ocupa sólo el tercer lugar en valor, con 2.644 millones.
En cuanto a los países que más vino importan, Alemania lidera esa clasificación, seguida de Reino Unido, Estados Unidos, Francia y China, siendo este último el que presenta un incremento espectacular, del 45% el año pasado. Medido este ranking en valor, Estados Unidos es el país que compra vino más caro, lo que lleva su factura importadora hasta los 5.016 millones de euros, seguido de Reino Unido, Alemania y China.