La multinacional española del juego, Codere, que cotiza en Bolsa, comienza a perder el chollo que tenía en Argentina desde los años noventa cuando gobernaba Menem, y donde consiguió el pasado año casi 150 millones de euros de beneficio de explotación (60% del total) con los 14 bingos y más de 5.000 máquinas tragaperras que opera. A pesar de que la empresa familiar presidida por José Antonio Martínez Sampedro (en la foto) se mueve bien entre el kirchnerismo, nadie se libra de pagar el impuesto revolucionario que cada día reclama con más insistencia el gobierno de Cristina Fernández, debido a la necesidad de hacer caja.
La empresa española está cerrando la negociación para renovar las licencias de sus cinco salas en Buenos Aires, para lo cual tendrá que pagar un canon fijo de 100 millones de euros al cambio por una extensión de 10 años en el plazo de explotación, y luego las cuotas mensuales, de alrededor de 500.000 euros.
Estos 100 millones se pueden considerar una especie de “impuesto revolucionario”, ya que servirían al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires para acometer el pago de aguinaldos a los funcionarios públicos. Codere pagó ya en marzo una dádiva de casi un millón de dólares en Mar del Plata a un ayuntamiento que realizará “obras de embellecimiento”, y está siendo sometida a cierto acoso sancionador, habiendo sido multado uno de sus bingos con un millón de euros por evadir el pago de la tasa de Seguridad e Higiene.
Codere había conseguido en los últimos días importantes ganancias en Bolsa por empatía del sector, una vez que se confirmó la implantación del complejo de casinos Euro Vegas en Madrid, pero el hecho es que en lo que va de año ha cedido un 25%, y ayer la agencia Moody’s le rebajó severamente el rating, proporcionándole uno que es habitual en las empresas sometidas a concurso de acreedores. Codere SA y su instrumental luxemburguesa Codere Finance, han sido asignadas con un Caa1 y Caa2 y además con visión negativa.
La empresa luxemburguesa tiene emitidos 760 millones de euros al 8,25% y vencimientos en 2015 y otros 300 millones de dólares, al 9,25% y vencimiento en 2019. El recién nombrado director financiero del grupo, el argentino Ricardo Moreno Warleta, anteriormente en la dirección corporativa, tendrá que lidiar con los problemas de liquidez que Moody’s subraya en su reciente informe.
La agencia pone sobre el tapete el peligro de dependencia de la caja que genera el grupo en Argentina, que a medio plazo tiene que ser utilizada íntegramente para pagar la renovación de licencias, y a más de un año por los crecientes impedimentos que el Gobierno está poniendo al libre cambio de divisas y el control de capitales. Moody’s considera inviable que Codere pueda captar capital en otros países donde opera debido al alto apalancamiento y entrega de garantías que soporta el grupo, y que le deja sin margen de maniobra.
Codere ha demostrado desde hace más de 20 años que es capaz de capear los graves riesgos operativos y de inseguridad jurídica que soporta el sector en el que opera y países donde aspira a crecer, como México y Colombia, pero hasta ahora no se había enfrentado a un ahogo de liquidez como el actual, que le forzará además a eliminar prácticamente todas las inversiones. A mediados de agosto abrió sus puertas el nuevo Crown Casino en Bogotá, Colombia, con una inversión de 15 millones de dólares, 215 tragaperras, 15 mesas y un auditorio.
Cordish contrata al bufete Díaz Arias para su megaproyecto de ocio y casinos en Madrid