El lobby Copa-Cogeca es el defensor de los intereses de los agricultores y las cooperativas agrícolas de la UE. Actualmente representa a 22 millones de agricultores que presionan por un sector agrícola fuerte. El ganadero, Ramón Armengol, (a la izquierda de la imagen) es el presidente de Cogeca, que representa a las cooperativas, y el agricultor, Pedro Gallardo, (a la derecha) es vicepresidente de Copa, que es la voz de los agricultores. Un informe de Corporate Europe Observatory (CEO) acusa a este poderoso lobby agrícola, en cuyo staff están los dos españoles, de “disfrutar de un acceso privilegiado en Bruselas en la toma de decisiones clave para la agricultura”.
“En Bruselas, Copa-Cogeca, un grupo de presión híbrido formado por sindicatos y empresas de agricultores, a menudo se pone del lado de gigantes de los pesticidas como Basf, Bayer-Monsanto y Syngenta, y de multinacionales alimentarias como Mondelez, Nestlé y Unilever”, subraya CEO en su informe. En diciembre de 2019, The New York Times afirmó que “los líderes europeos históricamente han tratado a este lobby no como meros receptores de dinero del gobierno, sino como socios en la formulación de políticas”. Al Copa-Cogeca se le conceden audiencias privadas con el presidente del Consejo antes de las importantes reuniones de los ministros de agricultura europeos. A los grupos ecologistas se les niega la misma oportunidad e incluso se les ha comunicado que el acceso privilegiado de Copa-Cogeca es una “cuestión de tradición”.
Un lobby con poderosos aliados
Los Grupos de diálogo civil de Agricultura en la Comisión Europea están dominados por Copa-Cogeca, sus aliados y los grupos de presión de la industria. En un grupo, la delegación del Copa-Cogeca ocupa no menos de 28 de los 72 asientos. El lobby agrícola, las organizaciones aliadas y la industria detentan conjuntamente el 68,4% de los puestos en el grupo de cultivos herbáceos y el 73,6% en el grupo de la leche.
Para la eurodiputada de los Verdes en el Parlamento Europeo, Juliette Leroux, Copa-Cogeca no lucha realmente por una distribución más justa de las subvenciones de la PAC. “Son los grandes productores de cereales y los grandes ganaderos los que más reciben porque tienen las mayores superficies. Sin embargo, los productores de leche a menudo salen perdiendo, también debido a la liberalización del comercio. Para mí es un misterio por qué siguen apoyando este modelo fallido a través de su membresía en los grandes sindicatos agrícolas”.
El lobby ha levantado suspicacias en su defensa de una agricultura verde y sostenible con una carta dirigida a la Comisaria de Salud y Alimentación, Stella Kyriakides, en la que afirma que “imponer una reducción en el uso de insumos en la producción agrícola no es ni realista ni deseable”. Kyriakides le respondió que “es urgente la necesidad de reducir la contaminación del aire, el suelo y el agua y las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura, aumentar el bienestar animal, revertir la pérdida de biodiversidad y abordar la resistencia a los antimicrobianos”. Sostiene la comisaria que la mayoría de estos problemas están directamente relacionados con las prácticas agrícolas, y que la estrategia de la granja a la mesa debería garantizar que los agricultores reciban una mejor compensación por prácticas de producción más sostenibles.
“Para garantizar una aceptación suficiente de los regímenes ecológicos, es necesario garantizar que los agricultores se vean debidamente recompensados por sus prácticas y que reciban un pago por incentivo que corresponda al grado de ambición de tal práctica de gestión. Los regímenes ecológicos pueden servir de apoyo a una multitud de prácticas cada vez más relevantes, como la agricultura de precisión, el bienestar animal, la alimentación innovadora para rumiantes, la gestión integrada de plagas y la tecnología de labranza mínima, entre otras”, argumenta el lobby en el documento ‘La visión a largo plazo para las zonas rurales, desde la perspectiva de los agricultores, y las cooperativas agroalimentarias’, fechado el pasado 17 de septiembre en Bruselas.
Dos españoles en cúpula agrícola
Ramón Armengol es ganadero desde hace más de cuarenta años, comparte con su hijo y ocho trabajadores el cuidado de una granja de ciclo cerrado de porcino en Lleida y es socio de la Cooperativa D’ Ivars, dedicada a la producción y comercialización de cereales, piensos, porcino y vacuno de carne, que cuenta con más de 3.600 socios y socias y factura más de 200 millones de euros. A su vez, es miembro del Consejo Rector de la Federación de Cooperativas Agroalimentarias de Cataluña (FCAC), y de Cooperativas Agro-alimentarias de España, donde ocupa además el cargo de presidente del Consejo Sectorial de porcino.
Pedro Gallardo se presenta en Twitter como presidente de ASAJA Cádiz y de ASAJA Nacional; vicepresidente del lobby europeo y presidente de Alianza por una Agricultura Sostenible (ALAS).