Ha llegado la hora de la verdad. El trío de vigilantes europeos de las finanzas, de banca (EBA), de bolsa (ESMA) y de pensiones y seguros (EIOPA) ha requerido a los supervisores nacionales, Banco de España, CNMV y Dirección General de Seguros, que incrementen la vigilancia sobre la calidad de los activos de la banca, es decir de los préstamos, y la manera en que miden las instituciones financieras la calidad de los créditos concedidos y su manera de contabilizarlos. Las aseguradoras son alertadas sobre los problemas a los que se enfrentan con tipos de interés tan bajos, las presiones sobre su solvencia (nueva regulación Solvencia II) y las dificultades para casar crecientes costes por pensiones de prestación definida y las bajas rentabilidades de la cartera.
El Banco de España, que ya obligó a los bancos que en las cuentas del año pasado especificaran cuánto crédito refinanciado tenían en sus balances y las provisiones dotadas para este tipo de préstamos, que muchas veces corresponden a empresas en situación de insolvencia, casos conocidos en Bolsa son los de Sacyr, FCC, Prisa, y las inmobiliarias, ha exigido a las entidades financieras que dejen de dar hilo a la cometa y aceleren las provisiones, lo que supone dañar la cuenta de resultados.
Mientras los créditos a las inmobiliarias y promotores han sido dotados con importantes provisiones por mandato del Gobierno (decretos Guindos) y tras realizarse las pruebas de esfuerzo, hay una importante masa crediticia de mala calidad que no se ha provisionado, como son los préstamos a grandes empresas en situación penosa, pymes e incluso el crédito hipotecario a particulares que se mantiene en unos niveles de morosidad sospechosamente bajos (por debajo del 4%) para lo que está cayendo.
La tríada supervisora, en su primer informe conjunto, Riesgos y Vulnerabilidades del Sistema Financiero Europeo, subrayan la pérdida de confianza en los balances que presentan los bancos y cómo informan de los riesgos que contienen, algo que resulta evidente por las muy bajas valoraciones en Bolsa, a niveles muy inferiores al de su teórico valor contable.
Los supervisores europeos reclaman a los bancos, aseguradoras y gestoras de fondos que valoren sus activos limpiamente cumpliendo estrictamente con las normas y circulares contables vigentes. Se espera que en los próximos informes de resultados de la banca (especialmente en los semestrales) aparezcan más notas explicativas sobre la evolución de los riesgos y las prevenciones (provisiones) tomadas. El Banco de España ha insistido en que quiere un aumento de las coberturas dado que la situación económica sigue evolucionando negativamente, lo que implícitamente conlleva un mayor riesgo de impagados.
En un interesante encuentro entre el economista César Molinas y el ex director general del Banco de España, Aristóbulo de Juan, que ha volcado el periodista Íñigo Barrón en el diario El País, el experto en crisis bancarias, De Juan, asegura que “en tiempos malos los peores créditos nunca están clasificados como morosos. Es mi axioma. Incluso la morosidad puede ser un indicador equívoco ya que refleja la tendencia, pero no las pérdidas subyacentes”. Son estas pérdidas subyacentes las que los supervisores del Banco de España quiere que estén bien estimadas. Aristóbulo de Juan sostiene que “lo mejor sería que cada entidad y el supervisor revisen con realismo la capacidad de pago de cada cliente y provisionen lo que haga falta”.
El supervisor europeo, EBA, todavía no ha determinado una modelo común sobre las refinanciaciones que exigen una provisión, es por consiguiente el Banco de España el que debe pactar con los diferentes bancos el ritmo adecuado para limpiar estos créditos. También hay problemas con valoraciones ficticias, como ha sido el caso de los paquetes accionariales procedentes de capitalización de créditos. Resulta sonrojante que el supervisor alemán, Bafin, llamara la atención al Banesto por la valoración que hizo del paquete de Metrovacesa (ejercicio 2010), tolerada por el Banco de España, que ha tenido que ser reformulada.
La quiebra, previsiblemente fraudulenta, de Pescanova, añade más incertidumbre sobre la calidad del crédito de las entidades financieras, ya que la pesquera es una multinacional de primer orden en su sector, y ha contado además con gran respaldo político, sin haber intervenido todavía el fiscal general de Estado. Los analistas extranjeros penalizan mucho estas señales negativas.
Las refinanciaciones son perversas cuando se hacen para no aflorar las pérdidas que conllevan las provisiones ya que supone asignar recursos escasos de crédito a deudores ineficientes mientras se restringe el préstamo a microempresas y pymes, que son las que más empleo generan.
La limpieza de balances en los bancos debido a las nuevas reglas que marca el Banco de España sobre refinanciaciones y valoraciones adecuadas (fair value) de la deuda corporativa y capital de empresas podría originar a la postre una mayor necesidad de capitalización de las entidades, lo que exige también menos dividendos. La banca tenía el año pasado alrededor de 130.000 millones de crédito renegociado del concedido en España, aproximadamente el 12% del total y coberturas por debajo del 15%, cuando solamente la mitad estaría al corriente de pago. Parece que hay un camino largo todavía por recorrer en materia de provisiones.