El Banco Santander, presidido por Emilio Botín, ha estado durante diez años especulando con la compraventa del conjunto de siete edificios, dos de ellos de alto valor arquitectónico, que forman la manzana de Canalejas, con presencia en las calles de Alcalá, Sevilla y la Carrera de San Jerónimo. Durante este tiempo no han sido mantenidos con el cuidado que requieren estos bienes de interés cultural y patrimonial, sin que la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital hayan tomado las medidas pertinentes.
Tras tres intentos frustrados de venta, incluyendo dos en la época del boom inmobiliario, el Santander anunciaba oficialmente en diciembre del año pasado la venta del bloque al marqués de Villar Mir, que posteriormente ha sido nombrado consejero del banco a los 82 años de edad.
Juan Miguel Villar Mir, de siempre ha mantenido una estrecha relación con la familia Botín, especialmente desde que se encargó de la gestión de Viesgo tras adquirir la eléctrica el banco en competencia con Iberduero, cuando era presidido por Emilio Botín I. El Santander y el marqués consiguieron antes de formalizar la operación que la Comunidad de Madrid redactase aceleradamente una nueva ley de Patrimonio Histórico que permitiera llevar adelante sus planes inmobiliarios de levantar un hotel de lujo, apartamentos y una galería comercial,con una inversión de 500 millones de euros, financiada en gran medida por el propio Banco Santander.
Para esta nueva tropelía urbanística, Villar Mir, que como siempre se viste de patriota y alega que entra en escena para “revitalizar el centro”, contó con la total colaboración de la alcaldesa, Ana Botella, y del decano del Colegio de Arquitectos de Madrid, Antonio Granero, quien consideraba “muy rígida” la anterior normativa. A pesar de la movilización ciudadana y de colectivos organizados en torno a la Asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio, el Partido Popular impuso su rodillo legislativo, aprobando la nueva Ley de Patrimonio que desprotegía en gran medida el valor arquitectónico de las joyas de Canalejas, el edificio de La Equitativa luego sede central del Banesto y el inmueble que fuera del Banco Hispano Americano.
Para comprender el desafuero del Banco Santander hay que conocer el poco respeto que le merece su historia. El banco actual debe su fortaleza a ser fruto de la fusión con Banesto, y del Central Hispano Americano, siendo el banco cántabro el más pequeño de todos, pero el egotismo y la vanidad de Emilio Botín ha impuesto como única marca Santander.
Sin embargo, la barrabasada se enfrenta ahora a un obstáculo que puede dejar en ascuas el proyecto de Villar Mir, que realizaría su empresa, Inmobiliaria Espacio, con el apoyo de la cadena de hoteles de lujo, Four Seasons, que cuenta entre sus accionistas con Bill Gates. La barrera es un recurso interpuesto ante el Tribunal Constitucional (TC) por senadores socialistas y del grupo mixto contra la Ley de Patrimonio aprobada por las huestes del presidente de la Comunidad, Ignacio González.
El TC admitió a trámite en octubre el recurso y ahora se está a la espera de que estudie las alegaciones que presente la Comunidad de Madrid y las partes afectadas por el recurso. Los arqueólogos han hecho piña en este contencioso con los defensores del Patrimonio Arquitectónico de Madrid, ya que la norma es muy lesiva para el Arqueológico, y avanza en dirección contraria a las iniciativas que marca Europa en los tratados suscritos por España, como el Convenio Europeo sobre la Protección Arqueológico firmado en La Valetta, en 1992.
Parece razonable que si el Constitucional sigue adelante con el recurso se tomen las medidas cautelares pertinentes para que Villar Mir no cambie nada. El Ayuntamiento de Madrid todavía no ha llevado a pleno la aprobación del proyecto y sin embargo, ya hay obras dentro de los edificios.
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