El reemplazo del órgano vital por excelencia, el corazón, por un artificio construido por el hombre es un reto antiguo, iniciado en los años ochenta, que la medicina comienza a ganar. Ayer se supo que cinco meses después de una operación de seis horas de duración, realizada por un equipo de cirujanos en Nantes (Francia), un paciente, todavía anónimo, al que se implantó una prótesis cardiaca ‘Carmat’, había recibido el alta a comienzos de este año, y hacía su vida con autonomía.
El Carmat, inventado por el francés Alain Carpentier y desarrollado con la ayuda de Matra (ahora integrada en Airbus), se ha pensado para ser utilizado no como puente a la espera de un trasplante de un corazón natural, sino para enfermos sin esperanza cuya vida se desarrolla entre la cama y el sofá. El transplantado lleva consigo una bolsa colgada del hombro de tres kilos de peso en donde van las baterías recargables que alimentan el corazón y un dispositivo de control de las señales vitales procesadas electrónicamente.
Carmat subió ayer en Bolsa el 13%
La sociedad Carmat fracasó en su primer transplante, habiendo vivido solamente 74 días el enfermo, pero tras realizar unos ajustes y probar con un paciente más joven (68 años) y en mejores condiciones hepáticas y renales, el segundo intento, de los cuatro comprometidos en su plan inicial ‘médico-mercantil’, está siendo un éxito. Este estudio clínico de fase I se lleva a cabo con pacientes mayores de 60 años, por consiguiente incapacitados para recibir un transplante natural y con una insuficiencia cardiaca irreversible. La empresa ya ha anunciado que continuará una segunda fase con otros 20 transplantes.
El éxito anunciado ayer disparó la cotización de Carmat en Bolsa, con un alza del 13,2%, lo que augura que la financiación necesaria para mejorar el dispositivo (ahora tiene cinco años de vida útil) parece asegurada. Carmat, nacida en 2008, tiene un valor bursátil de 290 millones de euros y recibirá 33 milones de subvenciones públicas de Francia y la Unión Europea, según vaya alcanzando diferentes hitos. La sociedad cuenta con un núcleo de accionistas formado por el propio Carpentier, Airbus, el Centro Quirúrgico Marie Lannelongue y la sociedad de capital riesgo, Truffle Capital, además de inversores institucionales y miles de minoritarios.
Europa se ha adelantado a Estados Unidos en la carrera por conseguir un corazón artificial fiable, cuyas ventaja sobre el transplante natural es enorme, ya que podría cubrir la demanda insatisfecha por falta de órganos. El primer transplante de corazón natural lo hizo el sudafricano Christiann Barnard, convertido en una estrella mediática, en diciembre de 1967, menos de 50 años, y el paciente Louis Washkansky murió 18 días después.
Los primeros transplantes de corazón
artificial completo datan de los años 80
Los primeros transplantes de corazón artificial completos se hicieron en Estados Unidos. El Jarvik-7 le fue colocado a un dentista de 61 años, Barney Clark, en la Universidad de Utah en diciembre de 1982. Sobrevivió 112 días. Cerca de 100 enfermos recibieron un Jarvik durante los ochenta, pero finalmente se prohibió el implante para uso permanente ya que no lograban un plazo de supervivencia de medio año.
El rival de Carmat es un corazón artificial, AbioCor, desarrollado por la empresa estadounidense Abiomed. Los primeros dispositivos los transplantó a primeros de este siglo, aumentando la esperanza de vida unos meses, estando preparados para una vida útil de año y medio. Han tenido poco recorrido ya que no podía aplicarse en la mitad de los hombres y el 80% de las mujeres y generaba trombos. La empresa ha concebido un nuevo modelo,un 30% más pequeño que resuelve el problema de adaptación y está en fase de experimentación con animales. El AbioCor II aumentaría la vida útil más allá de los cinco años y no tiene elementos externos, sino que la batería interna se carga a través de la piel.