El proyecto de canal interoceánico que atravesaría Nicaragua ha sido vendido como una realidad incuestionable por el presidente del país, Daniel Ortega, y el inversor chino, Wang Jing, quien, presuntamente, debe desembolsar el capital necesario para llevarlo a cabo. El escritor nicaragüense, Sergio Ramírez, denuncia el ilusionismo de estos planes, en un artículo, publicado hace tiempo en el diario El País, que parecen salidos de Aladino y su lámpara maravillosa.