El valor de los activos de las compañías eléctricas son objeto de atención por los analistas de los balances de este tipo de empresas, muy poco proclives a provisionar el deterioro y el saneamiento de algunas centrales por ser obsoletas o poco rentables debido al precio de las materias primas u otros factores, como los medioambientales. En la presentación de las cuentas de Iberdrola de 2015 para su aprobación en la Junta de Accionistas prevista para el 8 de abril, la empresa sorprende con una pérdida patrimonial notable de 288 millones por haber decidido cerrar en abril de este año una de sus centrales térmicas británicas, Longannet, tres años antes de la fecha que había estimado. Esta planta no disponía de una tecnología de captura y almacenamiento de CO2.
Asociados a este cierre se añade una provisión de 36 millones de euros que se carga como gasto extraordinario de personal por las bajas de plantilla y las pensiones asociadas que conlleva el cierre de esta planta. No es baladí por consiguiente que un cierre de una central antigua de carbón, generación ya de amortización acelerada por la presión medioambiental de la opinión pública y la legislación que se avecina, suponga más 300 millones de euros. El carbón todavía representa para Iberdrola Reino Unido el 43% de la potencia total generada en ese país el año pasado. En el balance de la empresas con sede en Bilbao se muestra que al cierre de 2015 todavía tiene sin amortizar más de 800 millones de euros de las centrales de carbón.
Donde han surgido serias dudas sobre la realista contabilización de activos es en las centrales de ciclo combinado (gas), que están valoradas en 7.600 millones de euros, de los cuales han sido amortizados 2.800 millones. La Comisión Nacional del Mercado de Valores pidió a la empresa hace poco más de un año explicaciones sobre las razones por las que no había provisiones ni saneamientos en estas centrales, que en el primer semestre de 2014 sólo generaron, por razones de falta de rentabilidad, a pesar de ser modernas menos del 2% de la potencia eléctrica puesta en la red. El año pasado han mejorado su nivel operativo, aunque solamente representaron en España el 4% de la generación total.
La empresa ha bajado las provisiones por litigios en 500 millones de euros a pesar del elevado nivel de denuncias
Sorprende también que Iberdrola haya bajado las provisiones por litigios en casi 500 millones de euros, cuando está constantemente, como denunciada y denunciante, en los tribunales, incluso apelando al Constitucional. El total de provisiones, por litigios y coste del cierre de instalaciones fundamentalmente, cayó en 2015, pasando de 3.130 a 3.006 millones de euros. En el año 2013 tuvo que multiplicar por cuatro la provisión por cierre, básicamente de centrales eólicas, por lo que algunos analistas consultados por La Celosía reclaman máxima transparencia a la empresa que preside Ignacio Sánchez Galán.
Otra contabilización que resulta chocante es la de la valoración del casi 20% del capital de Gamesa, sociedad que Iberdrola parece dispuesta a ceder mediante una fusión a la alemana Siemens. La participación de Iberdrola estaba valorada en Bolsa a cierre de 2015 en 870 millones (950 millones actualmente), pero en libros sólo en 503 millones, lo que supone una plusvalía muy notable, que sin embargo Iberdrola no ha querido activar, aunque en 2014 sí revirtió el deterioro contabilizado por el hundimiento de la cotización de Gamesa en años anteriores. Esta plusvalía se activará este año si se realiza la operación con Siemens.