La etapa que coronó a Chris Froome como líder del actual Tour de Francia celebrada el sábado, en la que el corredor inglés (nacido en Kenia), dio una impresionante exhibición de fuerza en los Pirineos, ha vuelto a traer el dopaje en el ciclismo a la actualidad, especialmente por el análisis de la etapa que ha realizado Antoine Vayer, ex director del equipo Festina proscrito por doping, quien en su último libro solo deja libre de sospecha a Greg Lemond, de entre los 21 últimos ganadores del Tour.
Vayer asegura en el post que escribe para ‘Le Monde’ que tomó medidas de potencia en la subida al Ax-3 domaines con un resultado asombroso para seis corredores, Froome y su compañero de equipo, el australiano Richie Porte, que fue quien marcó el ritmo de la subida, registraron unas potencias de 446 vatios en el caso del líder y de 435 vatios para el australiano. Según las calificaciones de Vayer, hasta 410 vatios se considera una potencia humana, entre 410 y 430 es sospechosa, a partir de aquí y hasta 450 vatios, “milagrosa” y superando ese nivel, propia de un “mutante”.
La potencia que mostró Froome es casi la misma que marcaron Armstrong y Ulrich en 2003, cuando ambos han reconocido que iban cargados de EPO. Vayer considera que otros cuatro corredores marcaron registros en la categoría de potencia sospechosa: Mollema, Ten Dam y los españoles, Nieve y Valverde. Hay registros de este Tour en el que muchos corredores están corriendo entre un 10 y 20% por debajo de otros años, caso de Alberto Contador, lo que se quiere justificar con el argumento de que ahora van limpios, que dan que pensar: la contrarreloj por equipos se hizo a 57 kilómetros por hora, y la media de este año ronda los 41 kilómetros por hora.
El ciclismo y otros deportes pasaron de las anfetaminas y la cortisona, a las transfusiones y EPO, en cuestión de dopaje, ahora son Aicar, andrógenos como Andarine, el GW501516 (Endurobol) y enmascaradores todavía no conocidos por las agencias antidopaje, los que se han impuesto. Aunque está demostrado que el abuso de estas drogas, en muchos casos cancerígenas, está acortando la vida de muchos deportistas profesionales, especialmente ganadores del Tour, ¡más cornadas da el hambre!, como se dice en el símil taurino, y son muchos también los que mueren de cáncer por fumar y no se hacen ricos. Este es el drama del dopaje, consustancial al deporte profesional, aunque utilizado también por aficionados deseosos de “mejorar marca”.
Las potencias que mide Vayer, calculada mediante un ejercicio de Física por el cual se divide la energía potencial necesaria para superar el desnivel más la necesaria para vencer la resistencia del viento (variable) entre el tiempo empleado, son criticadas porque se basan sobre corredores con un peso de 70 kilogramos, ponderando las diferencias y no tiene en cuenta el hecho de ir a rueda, pero hasta ahora ningún estudio serio ha descalificado sus cálculos. Los más crédulos consideran en cualquier caso que nadie ha demostrado que no sea posible ir limpio con una potencia de 450 vatios.
La etapa del domingo, también muy dura, fue ganada por el irlandés Dan Martin, con un régimen por debajo de los 400 vatios en la subida del Hourquette, puerto también de primera categoría. Este corredor también consiguió la victoria en la durísima clásica Lieja-Bastogne-Lieja con rendimientos humanos. Todavía hay esperanza.