Desde mañana, podemos decir que la humanidad vivirá ecológicamente a crédito, al haber consumido la equivalencia a la producción de los recursos renovables, según los datos aportados por Global Footprint Network, institución que mide la sostenibilidad del planeta, a través de la relación entre lo que se denomina la huella ecológica frente a la capacidad de la naturaleza para satisfacer esa demanda, la llamada biocapacidad. Resulta alarmante que el denominado ‘overshoot day’ se adelante año tras año, en concreto en 2015 han sido siete días respecto a 2014, pero en los últimos quince años se ha adelantado una estación, del otoño (octubre) al verano.
Ha sido desde comienzos de la década de los años setenta cuando la humanidad ha consumido por vez primera más recursos de los que el Planeta era capaz de producir entonces, lo que supondría que por aquel entonces nos pasábamos de la raya en diciembre. Con la información de Global Footprint Network (GFN) podemos decir que para saciar la sed de recursos necesitaríamos un planeta y media, y en el caso de España el porcentaje por el que la huella ecológica supera a la biocapacidad es muy alto, el 190%. Estos supone que los ciudadanos españoles necesitaríamos disponer de casi dos hábitats energéticos como el actual para no dejar una herencia paupérrima de recursos a las nuevas generaciones. Los diez países más ‘depredadores’ del equilibrio del ecosistema son Emiratos Árabes Unidos, Singapur, Bélgica, Israel, Corea del Sur, Suiza, Holanda, Chipre, Estados Unidos y Japón, con porcentajes que van desde el 310% de este último hasta el 750% de Emiratos (todos los datos correponden al último censo de 2011).
Reducir las emisiones al nivel que recomiendan los expertos climáticos prolongaría hasta el 16 de septiembre el ‘overshoot day’
Por el contrario, los países que encabezan la clasificación del superávit ecológico son : Guayana, Gabón, Bolivia, Congo, Mongolia, Finlandia, Canadá, Australia, Paraguay, República Centroafricana y Brasil. Países en su mayoría poco desarrollados y con riqueza forestal capaz de retener el dióxido de carbono. El presidente de esta institución ecologista y uno de los creadores de la métrica, Mathis Wackernagel, subrayaba ayer que el acuerdo global que se negocia para ir superando los combustibles fósiles, y que debería ratificarse a final de año en la Conferencia del Clima que se celebrará en París, “ayudaría significativamente a reducir el crecimiento de la huella ecológica e ir bajándola con el tiempo. Los expertos del GFN han estimado que si se consigue reducir las emisiones un 30% para 2030, que es el objetivo sugerido por los científicos expertos del Grupo Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el día de vencimiento de los recursos se prolongaría hasta el 16 de septiembre.
La incorporación masiva de energías renovables es relevante para la consecución del equilibrio, pero insuficiente. Por ejemplo, Dinamarca ha reducido las emisiones en los últimos 20 años en torno a un tercio. Si el mundo hubiera seguido su ejemplo el día que se atraviesa la línea ecológica sería el 3 de octubre. No obstante, si la humanidad consumiera como los daneses el día fatal sería el 3 de mayo, y se necesitarían casi 3 planetas Tierra para mantener el equilibrio.
Los excesos de producción y consumo son las variables necesitadas de un freno para conseguir ir equilibrando el ecosistema, además de la reducción de las energías fósiles. Aunque las nuevas tecnologías pueden ayudar mucho en los sistemas de ahorro energético, hay que tener en cuenta que también hay elementos que cuentan en contra. Así, para producir un teléfono móvil de 100 gramos de peso se necesitan 44 kilogramos de materias primas, según un comunicado que emitió ayer la rama suiza de la organización WWF. Un ordenador portátil consume 734 kilos y un televisor LED más de 2.600 kilos. En la electrónica de consumo hay metales que no abundan como el tántalo, paladio, iridio y galio. El reciclaje es todavía muy bajo en este tipo de artículos y la vida media de utilización de los móviles en los países desarrollados está por debajo de los 2 años. Hay que detener el alto grado de obsolescencia, programada o no, lo que obliga a cambiar de mentalidad y originará sin duda un cambio del paradigma del sistema.
Ayer mismo, el Centro de Investigación Conjunta de la Unión Europea publicó un informe sobre el desperdicio alimentario en la UE, estimado en 123 kilogramos per cápita anualmente, lo que supone el 16% de los alimentos que entran en la cadena alimentaria. El 80% de este desperdicio es evitable ya que consiste en comida en buen estado. Esto supone casi 50 millones de toneladas de comida desperdiciada sin sentido en el conjunto de los países de la Unión. Los científicos también han calculado los recursos naturales malgastados por este desperdicio, en concreto el agua y nitrógeno de los fertilizantes. El agua de lluvia equivalente utilizada para obtener ese desperdicio equivale al del riego agrícola en España. La agricultura y la ganadería son acciones del hombre que en su explotación liberan mucho dióxido de carbono, y que hay que desarrollar de manera mucho más ‘verde’.
En definitiva, la batalla por conseguir un desarrollo sostenible es básicamente responsabilidad de cada ciudadano. Éste ya cuenta con innumerables herramientas para medir su huella de consumo ecológico. La Celosía les deja este enlace y este otro para quienes se muestren interesados en comenzar la dieta.
España, sexto país más ecologista del mundo, según el Índice de Desempeño Ambiental 2016