El Partido Popular ha modificado la Ley General de Publicidad de una manera indigna y opaca, plegándose a los intereses de los bodegueros y los cerveceros, para que estos puedan tener publicidad en los espectáculos deportivos y en las vallas exteriores.
La Ley de medidas urgentes de liberalización del comercio y de determinados servicios, que se tramita actualmente en el Senado, y que es conocida como Ley de la licencia express, ya que el Gobierno de Mariano Rajoy la introdujo a través de un Decreto en junio para “agilizar” las licencias comerciales, se ha convertido en un coladero para introducir cambios importantes que poco tienen que ver con el comercio.
El PP introdujo una enmienda (la número 49) publicada en el boletín del Congreso el pasado 5 de octubre, en la que modifica el apartado 5 del artículo 5 de la Ley General de Publicidad, quedando redactado en los siguientes términos: “Se prohíbe la publicidad de bebidas con graduación alcohólica superior a 20 grados, por medio de la televisión. Queda prohibida la publicidad de bebidas alcohólicas con graduación alcohólica superior a 20 grados en aquellos lugares donde esté prohibida su venta o consumo”.
Lo que hace el Partido Popular es limitar la prohibición a las bebidas de alta graduación, eliminando al resto. Hasta ahora, y desde el 1988, a pesar de incumplimientos flagrantes denunciados, la prohibición era general, impidiéndose los anuncios de bebidas alcohólicas en los estadios de fútbol y mediante vallas en la vía pública de bastantes comunidades autónomas.
La justificación planteada en sede parlamentaria es que “esta enmienda facilitará la posibilidad de que se celebren en nuestro país eventos deportivos de carácter internacional que cuentan con un fuerte apoyo económico y financiero de marcas de bebidas con graduación alcohólica inferior a 20 grados centesimales”, pero la realidad es que cuando entre en vigor la norma, vino y cerveza podrán anunciarse en las vallas de los campos de fútbol en las retransmisiones de carácter nacional, liga y copa.
Esta enmienda no fue aprobada en la ponencia, ya que ninguno de los diputados ponentes, 5, no miembros de PP la aprobaron. No obstante, el pleno sí la incluyó, pasando al Senado, donde no ha sido modificada.
Alejandro Perales, de la Asociación de Usuarios de la Comunicación, considera lamentable y rechazable esta medida ya que “ con la preocupación existente por el abuso del alcohol entre los menores, no es admisible que se liberalice de esta forma, sin debate alguno, la publicidad de bebidas alcohólicas, aumentando su promoción y visibilidad. Supone un claro retroceso en las política de salud pública”.
La ministra de Sanidad, Ana Mato, en ningún momento ha salido a la palestra para intentar frenar esta enmienda, cocinada desde el ministerio de Arias Cañete y Economía. Una medida similar, también en las malas formas, la tomó Esperanza Aguirre el año pasado, cuando mandaba en la Comunidad de Madrid.
En noviembre del año pasado, en la ley escoba que acompaña a los presupuestos, modificó el artículo 28 de la ley de drogodependencias en el que se detallan los lugares en los que “se prohíbe expresamente la publicidad, directa o indirecta, de bebidas alcohólicas y tabaco” con el añadido de la excepción del vino, la sidra y la cerveza, permitiendo así anunciar bebidas alcohólicas de menos de 20 grados en lugares en los que está prohibida su venta, suministro y consumo. Exactamente igual a la modificación que realiza el PP a nivel nacional.
A partir de ahora, los patrocinios deportivos de las empresas vinícolas y cerveceras no encontrarán freno, excepto que en un reglamento posterior se regule. El Consejo Superior de Deportes encuentra también “herramientas” en favor del saneamiento de las arcas de los clubs deportivos. No resulta extraño por consiguiente que desde el ministerio de Cultura no haya salido una sola palabra sobre este asunto, a pesar de estar el ministro José Ignacio Wert siempre dispuesto a dar batallas en favor de la Educación de los jóvenes.
Elena Salgado, siendo ministra de Sanidad, intentó sacar una Ley para prevenir y reducir el consumo de alcohol entre los menores de edad, iniciando el debate con dos anteproyectos, que finalmente no salieron a la luz, ante el lobby de los sectores citados y de las Comunidades Autónomas de producción con intereses sectoriales.