Han pasado ya cinco años desde que la crisis del sector bancario estalló en Estados Unidos. Si en vez de alardear de tener el mejor sistema financiero del mundo, España hubiera afrontado en ese momento la reestructuración de su sistema financiero, probablemente no hubiéramos precisado ayuda europea para tan ardua tarea. No obstante, agua pasada no mueve molino y lo importante ahora es que este tipo de crisis no se vuelvan a repetir.
Fue hace ya algo más de un año cuando las cajas españolas reconocieron por fin que tenían graves problemas después de conceder crédito de forma desmesurada al sector de la construcción. Meses más tarde vimos cómo el problema de las cajas se extendía a una crisis del Gobierno ya que, tras inyectar el dinero necesario para salvar a las cajas, pasaban a tener problemas de financiación por la desconfianza de los inversores en los Estados que habían garantizado los bancos. Este problema de países como España o Irlanda se extendió al resto de la Unión Europea. Lo que comenzó siendo un problema de los bancos acabó siendo una amenaza para el euro. Se creó un círculo vicioso…Artículo completo.