El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) afronta una situación financiera dramática que le imposibilita para llevar a cabo su misión y juega un papel claramente acelerador en el éxodo de millones de refugiados, buscadores de asilo, emigrantes económicos y desplazados, según advirtió ayer Antonio Guterres, que encabeza esta organización internacional.
La magnitud de los conflictos surgidos ha originado que haya más de 60 millones de personas desplazadas, de las cuales la mitad son menores de 18 años y subiendo en número, en busca de refugio nacional e internacional, por causas económicas, política y bélicas. Hace 10 años cuando Guterres accedió al cargo la cifra era de 38 millones y con tendencia a reducirse. En los últimos cinco años han estallado 15 conflictos nuevos y no se ha resuelto ninguno de los antiguos, y el último año cinco nuevos conflictos han surgido de los calificados de máxima urgencia. El número de personas que se ven obligadas a desplazarse en el mundo diariamente ha pasado de 11.000 a 42.500, en cinco años.
En estas circunstancias “no somos capaces de cubrir las necesidades mínimas de protección básica para preservar la dignidad humana de esta gente” afirmó ayer Guterres ante el comité ejecutivo de Acnur y recordó que de las 33 peticiones de fondos de las agencias de Naciones Unidas y sus asociados para ayudar a 82 millones de personas este año sólo se han cubierto en un 42%. Hay que recordar que el 23 de septiembre la Unión Europea dijo que los 28 países miembros habían acordado responder económicamente a las necesidades urgentes de los refugiados de Siria y otros países en conflicto con ayudas a Acnur, al Programa Alimentario Mundial y otras agencias. Los países de la UE se habrían comprometido a incrementar en 1.000 millones la ayuda a estas instituciones, y la Comisión Europea ha dicho que movilizará 500 millones para éstas hasta finales de 2016.
En Líbano y Jordania más del 70% de los refugiados viven bajo el umbral de la pobreza
Promesas que muchas veces no se cumplen y son insuficientes. Acnur tiene un presupuesto de 7.000 millones de dólares para este año y solamente prevé recibir el 47% de lo que necesitaría. La oleada de refugiados sirios a Europa se debe entre otras causas a que las condiciones del exilio después de varios años son terribles tras un brutal deterioro por falta de recursos. En Líbano el 70% de los refugiados viven por debajo del umbral de la pobreza y en Jordania esa miseria alcanza al 86% de los que viven en zonas urbanas. La mitad de los niños no pueden ir a la escuela.
Guterres ha denunciado que el Programa Mundial de Alimentos se vio forzado hace meses a reducir un 30% la ayuda por falta de recursos, y esta medida hizo ver a muchos refugiados que no había más salida que ir a Europa sea como fuere y aunque se pague con la vida el precio, ante el abandono forzado de las instituciones internacionales. El comisionado ha reclamado que se apoye de manera firme y sólida a los países que acogen en primer lugar a los refugiados y ha pedido que se involucren estrechamente con el problema a los gobiernos mundiales del G7 y G20. Acnur ha reconocido que tiene también un déficit de 250 millones de dólares en África.
El mundo es mucho más frágil y los conflictos se extienden de una manera muchas veces impredecible y su naturaleza es mucho más compleja de lo que se refleja en los medios de comunicación. El director de Cruz Roja Internacional, Yves Daccord, dice que también esta organización está superada en muchos países por los conflictos y los millones de desplazados, y que por esta razón el déficit económico se ha disparado, en torno a 80 millones en septiembre. El presupuesto cercano a los 1.500 millones de euros es un 50% superior al de hace cinco años, pero claramente insuficiente y todavía está sin cubrir en un 10%, según declaró Daccord recientemente. La Cruz Roja está por consiguiente teniendo serios problemas económicos para desarrollar su labor en Siria, Irak, Sudán del Sur, Nigeria y Afganistán. La prolongación de los conflictos durante años ha modificado además el concepto de ayuda humanitaria, que antes era exclusivamente de urgencia y ahora está solapada con la ayuda al desarrollo por la duración del problema.
La magnitud de los conflictos, a lo que hay que sumar las catástrofes naturales y el cambio climático, que originarán también millones de migrantes medioambientales, está a punto de quebrar el sistema humanitario internacional, que cuenta con fondos insuficientes de 22.000 millones de dólares. El sistema humanitario y la financiación al desarrollo hay que repensarlos, incluyendo la defensa de los benevolentes que se dedican a estas actividades cuyo balance de muertes no deja de aumentar.pero una cosa es segura, se necesitan mucho más recursos para atender a tantos millones de personas, especialmente para los países fronterizos a los focos de conflictos ya que acogen a 9 de cada 10 refugiados.
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