Haría falta que el rey de España se volviera a cabrear y dijera a unos cuantos: «¿Por qué no te callas?». Desde hace tiempo, este cronista viene anotando cómo los vaticinios catastrofistas alimentan la crisis. No tengo datos para avalar esa tesis, pero parece elemental que, si la economía tiene un importante componente psicológico, el anuncio de la catástrofe atrae la catástrofe. Si a un inversor le dicen que la recuperación no asomará hasta el 2016, no arriesgará su dinero hasta ese año. Leer íntegro.