El Fondo soberano de Noruega, constituido con los ingresos del petróleo y el gas, tiene gran parte de su patrimonio, cerca de 800.000 millones de euros, invertido en 9.000 empresas en más de 75 países, entre los que se encuentra España. Esta cartera multimillonaria representa alrededor del 1,3% del valor de los mercados bursátiles mundiales. “Es hora de que el Fondo apoye la mejora de los derechos humanos en las compañías donde invierte, en línea con su política de inversión responsable”, ha señalado Philip Jennings, secretario general de UNI Global, durante su intervención en el Parlamento noruego hace dos semanas. La advertencia de Jennings va dirigida hacia las compañías que no los respetan. El Fondo cuenta con un consejo de ética que en la última década ha puesto el foco en la defensa de los derechos del menor y en las cuestiones ambientales. Jennings afirma que ha llegado el momento de que aliente una verdadera política en defensa de los derechos humanos en los centros de trabajo.
Aunque se le considera un inversionista minoritario, el Fondo, según señalan sus estatutos, contempla unos límites para invertir, entre los que se subraya que no podrá superar más del 10% de las acciones de una sociedad cotizada. Desde UNI Global afirman que sus políticas de inversión están obligadas por las directrices de la OCDE para las multinacionales y los principios rectores de la ONU sobre empresas y Derechos Humanos. Jennings recuerda al respecto como los derechos laborales son derechos humanos y están claramente definidos en la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo. “Reconocemos el deber del Fondo para obtener una buena tasa de retorno sobre sus inversiones, pero si una empresa se encuentra en incumplimiento de los derechos de los trabajadores, entonces esto va más allá del umbral de ‘riesgo moderado’ del Fondo”, explica Jennings.
Norges Bank decide las empresas
que deben ser excluidas
Como administrador del Fondo, Norges Bank decide las empresas que deben ser excluidas a la hora de invertir o puestas en una lista de vigilancia. Un centenar de empresas han sido repudiadas. La lista, que se actualizó por última vez el 18 de diciembre de 2014, contempla fabricantes de minas antipersona, bombas de racimo, armas nucleares, tabacaleras, mineras que dañan el medio ambiente, etcétera. El gigante de la distribución Wal-Mart quedó excluido desde 2006 por el maltrato a los trabajadores. Alstom fue puesta en observación en 2011 por prácticas corruptas.
Las inversiones en España, de las que se hizo eco El País, y que se pueden consultar en el buscador del administrador tecleando Spain, suponen el 2,6% del total de la cartera del fondo. El dinero noruego está presente en el capital de 77 compañías españolas cotizadas con una inversión total de 7.913 millones de euros al cierre del ejercicio 2014. Una primera pista de la estrategia del fondo es la diversificación. Los noruegos controlan el 1,68% del Banco Santander, una participación valorada en diciembre pasado en 1.794 millones; el 1,74% de Telefónica (1.166 millones), el 2,45% de Iberdrola (1.061 millones), o el 1,39% del BBVA (814 millones). También se han posicionado, como ha comprobado La Celosía, el Fondo en la compra de deuda emitida por varias comunidades autónomas.
Preocupaciones ambientales y sociales
llegan a las juntas generales
En 2014 el Fondo mantuvo más de 2.500 reuniones directas con empresas, presentó más de 100.000 resoluciones en las juntas generales, realizó 1.533 evaluaciones de riesgo y elevó las preocupaciones ambientales y sociales en 633 ocasiones. Noruega constituyó en 1990 el Fondo soberano para las generaciones venideras, para que los hijos y nietos de las generaciones actuales puedan vivir dignamente, una vez que la riqueza de petróleo y gas del país se haya consumido. Es alimentado con los ingresos del petróleo, impuestos a la industria y gestionado por el Banco Central. Yngve Slyngstad, su máximo responsable, pronostica que alcanzará el billón de dólares para 2016. El Ministerio de Finanzas de Noruega fija las pautas de inversión: un 60% de acciones, 35% en renta fija y el 5% restante en inmuebles.