El candidato a presidir la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) Gerry Cross, compareció ante un Comité en el Parlamento Europeo pero no logró convencerlos de aprobar su nombramiento. Pretende sustituir a Adam Farkas, uno de los principales reguladores bancarios de Europa como director ejecutivo de la EBA. Farkas toma posesión el uno de febrero como director ejecutivo de la Asociación de Mercados Financieros en Europa (AFME), el organismo comercial que lidera el lobby de la industria de banca de inversión en toda la UE. A los dos ejecutivos bancarios se les implica en un escándalo de puertas giratorias.
Gerry Cross, miembro de la Junta de Supervisores de la EBA y que actualmente trabaja para el Banco Central de Irlanda, fue suspendido en una audiencia del Comité de Asuntos Económicos y Monetarios (ECON) el pasado 22 de enero. Después de más de una hora de preguntas, una mayoría de 27 contra 24 eurodiputados rechazaron su candidatura. Ahora le corresponde a la plenaria del Parlamento tomar la decisión final.
Según Corporate Europe Observatory (CEO), que vigila muy de cerca el comportamiento de los lobbies y los escandalosos casos de puertas giratorias, no debería sorprender a la EBA que su candidato no haya sido aprobado fácilmente. Gerry Cross ha trabajado para dos grupos de presión diferentes a lo largo de los años antes de unirse al Banco Central de Irlanda. Con el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) de septiembre de 2008 a mayo de 2011, y para la Asociación de Mercados Financieros en Europa (AFME) de junio de 2011 a marzo de 2015.
El poder de los lobbies bancarios en Bruselas
AFME, donde se estrena como director ejecutivo Adam Farkas, es el lobby más poderoso en Bruselas. Como voz de los bancos más grandes del mundo, tiene los recursos para estar presente en cada etapa de la toma de decisiones. En lo que respecta a la EBA, es uno de los jugadores más activos en las consultas de la agencia. De los 25 temas que AFME ha enumerado como prioridades políticas, la EBA trabaja en 23.
A pesar de su nombre académico, el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) es de hecho una alianza entre los bancos más grandes del mundo, y es el grupo de presión más poderoso en el contexto de las negociaciones internacionales sobre banca, y las reglas de Basilea que gobiernan el sector. Obtuvo una rotunda victoria en el verano de 2010, cuando los banqueros centrales estaban negociando un nuevo conjunto de reglas, que supuestamente corregirían algunas debilidades en el marco existente de Basilea II. En particular, los requisitos de capital (capital que los bancos tienen para absorber pérdidas) debían incrementarse, y esa perspectiva no era popular en el IIF.
Como respuesta, el grupo organizó una campaña de alarmismo. En un informe, con fecha de junio de 2010, afirmaron que el aumento propuesto del 2% en los requisitos generales de capital conduciría a una recesión económica, con una caída estimada del PIB del 3,1% en la zona euro, Estados Unidos y Japón.
Cuando se le preguntó a Gerry Cross cómo votó cuando la EBA aceptó el nuevo destino de Adam Farkas, admitió haber apoyado la decisión. Pero insistió en que él, y la EBA, han aprendido de los acontecimientos y que la presión sobre la EBA del Parlamento Europeo está destinada a ser ‘transformadora’.