Un estudio realizado por dos de los demógrafos estaodunidenses más prestigiosos, Andrew Stokes, de la Universidad de Boston, y Samuel Preston, de la de Pennsylvania, publicado en PLOS one, ha determinado que la diabetes es la causa de muerte de muchas más personas de lo que los médicos y comunidad científica estimaban.
El trabajo, ‘Deaths Attributable to Diabetes in the United States: Comparison of Data Sources and Estimation Approaches’, se ha realizado con el escrutinio de las bases de datos del National Health Interview Survey (1997-2009) y del National Health and Nutrition Examination Survey (1999-2010), correspondientes a grupos con edades entre 30 y 84 años. Los demógrafos han determinado que la diabetes supone entre el 11,5% y el 11,8% de las muertes según se tomen las diferentes bases de datos, lo que supone que es la tercera causa de mortandad de adultos tras las patologías cardiovasculares y el cáncer.
Es una muestra más de la necesidad de tomar medidas preventivas frente a esta enfermedad, además de mejorar la concienciación y el tratamiento de los pacientes que la sufren. No debería extrañar tanto el resultado del estudio teniendo en cuenta la prevalencia de esta enfermedad, que ha pasado del 4,3% de la población mundial en 1980 al 9% en 2014 en lo que respecta a hombres, y del 5% al 7.9% en mujeres, con la misma tendencia en Estados Unidos, donde se han tomado las muestras del trabajo de los demógrafos.
La diabetes se asocia con muchas enfermedades e incapacidades, incluida la enfermedad coronaria, problemas renales y de visión, neuropatías e incapacidad cognitiva. Oficialmente, en 2010 fue la séptima causa de mortalidad en Estados Unidos, pero sólo se consideró la causa subyacente de la muerte en el 2,8% del total y aparecía citada de alguna manera en torno al 8% de las defunciones.
Los demógrafos han visto que la frecuencia con la que la diabetes se apunta como causa subyacente de la muerte no es un indicador fiable de la verdadera contribución a la muerte. Los diabéticos cuando mueren tienen otros problemas médicos que pueden contribuir a su fallecimiento. En el estudio observan que cuando en un certificado de muerte se mencionan la diabetes y el desarreglo coronario, el hecho de que sea considerada o no la diabetes como la causa subyacente es bastante arbitrario y varía mucho. Depende en demasía del sexo y raza del difunto, de que la muerte ocurra en un hospital y del número de cardiólogos per cápita en el área.
Utilizando una metodología más exigente, los demógrafos han obtenido unas cifras de causa de mortandad, entendida ésta como la define la Organización Mundial de la Salud: “la enfermedad o lesión que inició la sucesión de hechos que condujeron a la muerte, o las circunstancias del accidente o violencia que produjo la lesión fatal”. Cuando la diabetes era citada en el certificado de fallecimiento, los autores del estudio consideraban a la enfermedad como causa contribuyente a la muerte. La frecuencia de la diabetes como subyacente o contribuyente causa de la muerte se compara con el riesgo atribuible poblacional, es decir la diferencia de la incidencia de la enfermedad entre la población general y los no expuestos al factor de riesgo.
La diferencia del resultado del trabajo de Stokes y Preston, el 12% de mortandad atribuido a la diabetes, triplica el de estudios similares realizados con muestras de la década de los ochenta, que era del 4%. Los autores consideran que la diabetes como causa de muerte ha estado muy oculta, frente a otros factores como el alcohol, las drogas o el suicidio, sin apenas dificultad de determinar.