Por cada 100.000 habitantes hay en España, como mínimo, 71 personas sin hogar. En Catalunya, unas 37.000 personas tienen graves problemas de alojamiento, de las cuales más de 11.500 no tienen hogar, según datos oficiales. Los miembros de la Fundación Arrels han sacado de las calles de Barcelona, desde 1987, a más de 8.600 personas sin techo en su camino hacia la autonomía, ofreciendo alojamiento, alimentación y atención social y sanitaria. Cuentan con el apoyo de 52 empleados, más de 300 voluntarios y casi 4.000 donantes que hacen posible llevar a cabo los programas de actuación. Para 2014, tienen un presupuesto de 2.950.000 euros, al que corresponde un 40% de financiación pública y 60%, privada.
El objetivo del equipo de la Fundación Arrels es atender a las personas sin hogar que se encuentran en las fases más consolidadas de exclusión para que vuelvan a ser lo más autónomas posible. “Estamos junto a las personas sin techo, promoviendo su autoestima y confianza y garantizando que, cuando decidan salir de la calle, tendrán cubiertas las necesidades básicas. Al mismo tiempo, trabajamos para explicar a la sociedad las causas que provocan que una persona se quede en la calle y posibles propuestas de mejora”, explican los promotores en la web. Con 27 años de experiencia a pie de calle han tomado nota de proyectos e iniciativas de otros países enfocados a las personas sin techo para aprender nuevas formas de actuación y adaptarlas.
Las mujeres tienen más recursos para evitar la indigencia
¿Por qué ayudamos a más hombres que mujeres? es una de las cuestiones a las que dan respuesta en el apartado preguntas frecuentes. Al respecto señalan como las mujeres tienen muchas más herramientas y recursos que los hombres, sobre todo psicológicas, para evitar acabar en la calle. Acostumbran a tener una red social de familiares y amigos mucho más fuerte que el hombre y no dudan en buscar apoyo antes de llegar a situaciones desesperadas. Los hombres, por razones culturales, tienen más problemas para pedir ayuda. Todos los miembros de Arrels reconocen que pese a su sacrificada labor, recuperar la vida anterior es prácticamente imposible porque los fundamentos que la sostenían se han roto. Es más fácil conseguir recuperar la máxima autonomía personal mediante un complejo trabajo de reconstrucción personal y vital que ocupa muchos años.
“Uno de los principales problemas al que nos enfrentamos para conseguir esta meta es la edad de las personas atendidas: la mayoría supera los 50 años. Es muy difícil erradicar este problema y ahora mucho más por culpa de la crisis económica, pero sí que es factible disminuirlo al máximo. Para conseguirlo ha de incidirse primero en las causas y acabar con las desigualdades sociales. Somos una entidad de voluntariado y sin el equipo voluntario no levantaríamos la persiana. Hazte voluntario”.
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