El grupo Glencore Xstrata es uno de los favoritos de los inversores. El multimillonario Ivan Glasenberg, CEO y principal accionista del cuarto grupo minero del mundo, es la pesadilla de las agencias antimonopolio. Su grupo controla el 75% de zinc, 50% de cobre, 40% de cobalto y 38% de alúmina comercializado en el mundo. Es también el mayor productor de ferrocromo (una aleación que se utiliza en la fabricación de acero inoxidable) y carbón térmico. El gigante suizo facturó por encima de los 189.000 millones de euros el pasado año. Entre sus clientes privilegiados se encuentra China, el mayor comprador de minerales en el mundo. Pero a estos espectaculares resultados les empaña la sombra de la corrupción, según Global Witness.
Glasenberg, que controla el ocho por ciento del capital, se hizo en mayo pasado con el mando de Glencore Xstrata. En una maniobra calculada consiguió la destitución de su rival John Bond, el CEO de Xstrata, y de su equipo que fue relevado por sus hombres de confianza. Por tradición, Xstrata deja mucha autonomía a sus filiales, mientras que Glencore opta por una administración centralizada, capaz de decidir rápidamente – y sin escrúpulos – para generar beneficios.
Global Witness denuncia corrupción en el Congo
Las últimas adquisiciones de Glencore (antes de la fusión con Xstrata) de activos mineros en la República Democrática del Congo han tenido lugar en medio de oscuras negociaciones que podrían estar próximas a la corrupción, según la ONG británica Global Witness, que involucran al propio Gobierno congoleño. Glencore utilizó como intermediario a un controvertido socio Dan Gertler, un empresario israelí que es un amigo cercano del presidente Joseph Kabila. La ONG británica que ha investigado la operación sospecha de prácticas corruptas durante la venta de participaciones en las minas Kansuki y Mutanda en la provincia sureña de Katanga Congo. Ambas explotaciones pueden llegar a producir el equivalente al 40 % de la producción de cobalto del mundo y hasta el 40 % de la producción de cobre del Congo. La ONG ha planteado varias cuestiones a la propia compañía para que responda ante los accionistas si el dinero invertido se utiliza correctamente.
Las buenas prácticas de Responsabilidad Social Corporativa no parecen encajar con el comportamiento de Glasenberg. Aunque los expertos contratados tratan de mejorar la imagen Glencore Xstrata en el ámbito social: la sospecha de evasión fiscal persigue al grupo. También sobrevuela el espíritu de Marc Rich – fallecido hace unos meses e indultado por el ex presidente Clinton- condenado en los Estados Unidos por fraude fiscal. La gestión de Ivan Glasenberg es observada con lupa por los analistas financieros, muy estrictos con las nuevas regulaciones de los mercados de valores, cada vez más exigentes en términos de transparencia económica.
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