Poco conocida por el gran público, la policía de ferrocarriles (RAILPOL) es la responsable de la vigilancia de los trenes y estaciones en los Estados miembros de la UE. El objetivo de esta red internacional es mejorar e intensificar la cooperación policial internacional, para evitar los riesgos y garantizar la eficacia de las medidas contra la delincuencia transfronteriza. Los recientes atentados en trenes de Alemania o estaciones de metro en Bélgica la han devuelto a primer plano de la actualidad. Sus miembros, entre los que se encuentra la policía española, se enfrentan a su mayor reto con el terrorismo internacional.
Los terroristas también utilizan como bases logísticas los ferrocarriles para viajar a través de Europa, incluso si sus objetivos no están situados dentro de la UE. Desde RAILPOL son conscientes de los fallos cometidos o la falta de prevención que ha posibilitado los últimos atentados. Solicitan más medios para controlar la extensa red ferroviaria que cruza el viejo continente que se extiende desde el Cabo Norte hasta el Mediterráneo y desde la frontera de Belarús y Ucrania hasta el Océano Atlántico.
Las personas tienen el derecho a viajar libremente y vivir y trabajar donde quieran en la UE (incluso si algunas normas relativas a los controles fronterizos se siguen aplicando, como el Acuerdo de Schengen). “Debido a esta libertad, amenazas tales como el terrorismo, hurto y vandalismo ya no se detienen en las fronteras de los diferentes Estados miembros, sino que se han convertido en transnacionales”, reconocen desde RAILPOL. El crimen organizado en sus diferentes variantes como la inmigración ilegal, el tráfico de seres humanos y el tráfico de drogas, utiliza el ferrocarril como medio de transporte.
Cuenta con un grupo de trabajo
contra el terrorismo
La policía de ferrocarriles no parece estar suficientemente preparada para afrontar los desafíos de los ‘lobos solitarios’ o grupos yihadistas. Desde su cuartel de mando se han creado Grupos de trabajo para actuar en los temas prioritarios. El grupo de trabajo contra el terrorismo se puso en marcha un día después de los ataques en Bruselas.
Como campo de entrenamiento esta policía se ha estrenado en el control de los seguidores de la Eurocopa de 2016 celebrada en Francia, donde los hooligans rusos, ingleses y de otros países protagonizaron situaciones de gran violencia con resultado de muerte. Durante el Campeonato Europeo de Fútbol, celebrado en Suiza, se encargó del bloqueo y control de un tren con aficionados ebrios procedente de los Países Bajos.