Los Estados miembros de la Unión Europea optan por defender y proteger de manera egoísta su status quo en detrimento de los beneficios que les reportaría la integración del mercado interior de la energía, advierte el Instituto Delors en su último informe en el que sus autores, Sami Andoura y Jean-Arnold Vinois, hacen hincapié en que la creación de una Unión Europea de la Energía representa la optimización de recursos e infraestructuras. El informe reprocha la falta de cooperación y de solidaridad que se percibe entre los países comunitarios.
Tras destacar que la Comisión Europea presentó su paquete de ‘Unión de Energía’ en febrero de 2015, tal vez demasiado tarde, el Instituto Delors censura que las iniciativas nacionales hayan ocupado su lugar. Cada país argumenta en defensa sus intereses, pero todos utilizan como coartada la seguridad energética nacional, un tema muy sensible políticamente. También justifican el ‘nacionalismo’ de que hacen gala en los presuntos fallos en el sistema. Para los autores del informe la eficiente utilización de los ‘mecanismos de capacidad’ representa una solución rápida y eficaz. Razonan que el mero anuncio de su futura implementación puede fortalecer la confianza de los inversores y disipar los temores de los ciudadanos. Sin embargo, no dejan de reconocer como a nivel europeo, la falta de coordinación en estos mecanismos dificulta la realización del mercado interior de la energía y resulta aún más perjudicial.
El impacto negativo de las intervenciones nacionales
Aunque comparte la necesidad de hacer ajustes en el mercado europeo de la electricidad, este documento insiste en el impacto negativo de las intervenciones nacionales. Hasta el punto de que asegura que las distorsiones del mercado identificadas son debidas a la incompatibilidad de la antigua organización de mercado con los nuevos desarrollos. “Proteger la antigua balanza nacional sin reconocer que las soluciones residen en la cooperación europea no va a resolver las dificultades que enfrentan Los Estados miembros”, subrayan Sami Andoura y Jean-Arnold Vinois. Por el contrario, aseguran que sólo retrasará el progreso hacia un sector energético europeo más durable. Es por eso que todos los Estados miembros deberían prestar más atención a las iniciativas paneuropeas tales como el desarrollo de la red eléctrica europea.
Los esfuerzos que han sentado las bases de las estructuras existentes del sistema energético europeo no deben estar contaminados por las estrategias nacionales. El informe subraya como desde la introducción de la primera directiva de liberalización, el mercado europeo de la electricidad experimentó un período de transformación continua, que colocó a los sistemas eléctricos de los Estados miembros en un permanente estado de shock. La incompatibilidad de la operación del modelo de mercado de la energía existente con la nueva realidad económica ha dado lugar a graves fallas, que tienen un impacto negativo en el clima de inversión y amenazan, por lo tanto, la seguridad energética de la UE.