En ‘Aprender de los fracasos en la filantropía de riesgo y de inversión social’, la Asociación Europea de la Filantropía de Riesgo (EVPA), da las claves para que las fundaciones se beneficien del ‘fracaso inteligente’. A lo largo de un informe autocrítico se recoge el testimonio de doce fundaciones, cuyos gerentes analizan las estrategias e inversiones en que fallaron y sus causas. “Al igual que todas las industrias hemos tardado en admitir nuestros errores. La medición de retorno social de la inversión siempre resulta difícil cuando invertimos en la vida de las personas”, reconoce Pieter Oostlander, presidente de EVPA.
Ingeniería Sin Fronteras (ISF), una ONG canadiense, publica anualmente un informe de fallos en el que los ingenieros comparten sus historias de fracasos y las lecciones que aprendieron. La iniciativa Glasspockets (bolsillos de cristal) de Foundation Center recopila información sobre cómo se utilizan los fondos y una lista de los errores cometidos para que no vuelvan a repetirse. La Fundación Rey Balduino (KBF) es partidaria del aprendizaje interno, poniendo en marcha sistemas para compartir las evaluaciones de desempeño, y fomentar de manera proactiva a sus empleados para discutir los fallos internos. Entre otras actividades, KBF ha puesto en marcha el premio ‘Mejor fracaso’ y el personal anima a presentar un proyecto para que toda la organización aprenda de los errores.
La tasa de éxito de las donaciones
La Fundación Shell creó sus metodologías de evaluación propia de rendimiento para evaluar el impacto real y el previsto y la sostenibilidad de sus beneficiarios en el tiempo. Mediante el análisis de la tasa de éxito de sus donaciones, encontró que la provisión de un menor número de becas de mayor tamaño permitiría a la organización tener un mayor impacto y procedió a cambiar sus operaciones en consecuencia. Erwin Stahl gerente de BonVenture asegura que los fondos más grandes son más eficientes porque hay economías de escala vinculadas a la comisión de gestión. “Por ejemplo, con un fondo de 4M€, necesitas una comisión de gestión del 4% para pagar los costos fijos de 200.000€/año. Con un fondo de 20M€ y una comisión de gestión del 2,5%, tienes un presupuesto de 500.000€/año, lo que te permite pagar a la gente un salario decente”.
Las críticas han llegado al corazón del voluntariado
“En los emprendedores sociales no siempre se puede confiar. No todos son cien por cien buena gente y la fundación debe protegerse con contratos duros”, se sincera Olivier de Guerre, gerente de PhiTrust. Explica que las inversiones sociales no pueden ser valoradas igual que las puramente financieras, simplemente porque sus estrategias y oportunidades de salida no son similares. “Este informe muestra que el fracaso puede ser el final de una inversión, pero también puede ser el comienzo de un viaje de aprendizaje, no sólo para la organización, sino también para todo nuestro sector. Estamos seguros de que será de utilidad para todos los financiadores del sector social”, comenta Lisa Hehenberger, directora de Investigación y Política de EVPA.