A la Unión Europea se le presenta una oportunidad única para establecer “una pista para el aire limpio y ahorrar literalmente miles de vida de los ciudadanos cada año”. Así lo manifiestan en una Carta abierta al Parlamento y a la Comisión Europea, 76 organizaciones ambientales y de salud pública, entre las que hay seis españolas, coincidiendo con la apertura de las negociaciones a tres bandas de la Directiva que fija los techos nacionales de las nuevas emisiones de la contaminación del aire. Estas organizaciones civiles alertan de la peligrosa intención del Consejo Europeo de debilitar la Directiva lo que provocará 16.000 muertes tempranas adicionales en la UE cada año.
La contaminación del aire calificada como el ‘asesino invisible’ es causante de 403.000 muertes prematuras solo en el año 2012. La mala calidad del aire contribuye a enfermedades crónicas respiratorias: asma, alergias, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), cáncer de pulmón; así como al deterioro prenatal y los principios desarrollo infantil, la diabetes, enfermedades del hígado, la salud mental, la obesidad y leucemia infantil. Los costos económicos relacionados con la salud por la contaminación del aire se estiman entre 330.000 y 940.000 millones de euros anuales, lo que equivale al 3% o 9% del PIB de la UE. También afecta a la naturaleza y la biodiversidad, los rendimientos agrícolas y la vegetación. Las pérdidas de cosechas debido a la contaminación del aire se estiman en 3.000 millones de euros anuales.
Una emergencia de salud pública
“La Comisión Europea ha presentado propuestas que ayuden a hacer frente a la gravedad y la capacidad de penetración de la contaminación del aire como una emergencia de salud pública. Les damos la bienvenida, pero estamos seriamente preocupados por la intención del Consejo Europeo de debilitar lo acordado, lo que provocará aproximadamente 16.000 muertes tempranas adicionales en la UE cada año. También estamos alarmados por el elevado número de excepciones y flexibilidades introducidas por el Consejo que socavan en conjunto la finalidad de la Directiva para reducir la contaminación del aire y prevenir muertes prematuras”, alertan los firmantes de la Carta. Rechazan lo que consideran ‘flexibilidades innecesarias’, como el ajuste de los inventarios de emisiones, el ajuste de los factores de emisión y los cálculos de promedios de tres años, que no creen justificables y diluirán el nivel de ambición de la Directiva.
Estas organizaciones ambientales y de salud pública abogan por que se mantengan los compromisos de reducción de emisiones de metano y piden a la Comisión hacer frente a las emisiones dañinas de mercurio en la revisión de la Directiva. También exigen el derecho de los ciudadanos de acceder a la información, participar en la formulación de programas nacionales de control de la contaminación del aire y reclamar en los tribunales si sus gobiernos no cumplen con la Directiva.
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