Prisa se hundió ayer en Bolsa, con una caída del 10%. Los inversores están hartos de la gestión delirante que encabeza Juan Luis Cebrián y de lo que es peor, la falta de credibilidad de las cuentas de la empresa. A requerimiento de la Comisión Nacional del Mercado de Valores ha justificado con argumentos que nadie puede creerse las valoraciones insostenibles que mantenía en sus últimas cuentas anuales de los activos de televisión vendidos a Telefónica, y ha reconocido que el hecho relevante de febrero de 2011 en el que anunció la venta de un paquete del 10% de su negocio portugués, no era una tal sino un aparcamiento para conseguir financiación y darle hilo a la cometa.
La mala calidad de las cuentas que presenta desde hace años Prisa no extraña a los analistas ni a los inversores. Los fondos de comercio irrealizables, los aparcamientos y las operaciones corporativas inconclusas, han sido moneda corriente en los últimos años, bajo la presidencia de Juan Luis Cebrián, principal responsable de llevar a la empresa al abismo. A yer, el primer grupo de medios de comunicación de España cedió en Bolsa la friolera de un 10,15%, a 0,177, muy cerca de mínimo histórico.
La debacle se produjo el mismo día que en el portal de la Comisión Nacional del Mercado de Valores se podía leer con siete días de retraso desde el envío la carta en la que Prisa contestaba a una serie de requerimientos del regulador. Los inversores han podido saber ahora que el comunicado al mercado que Prisa hizo en febrero de 2011 de la venta de un 10% de su filial portuguesa Media Capital al empresario luso Miguel Paes do Amaral, por 39 millones de euros a 4,4 euros por acción nunca se produjo. Decía Prisa en aquel comunicado que en caso de que el comprador portugués no ejerciera ese mismo año una opción para comprar otro 19,7%, se reservaba “el derecho de recuperar” el 10% vendido, cuando la realidad era muy diferente ya que tenía “el deber” de recomprar ese 10%, por el que ingresó en cualquier caso 23,7 millones.
En la contestación al requerimiento de la CNMV, Prisa explica que la venta no fue tal sino “una mera operación de financiación con una garantía colateral de acciones y un compromiso de recompra que fue materializado en febrero de 2013 por el mismo valor”. El auditor de la compañía, Fernando García Beato, de Deloitte, ya le había exigido en la memoria del año “de la venta” que contabilizase la operación como un pasivo financiero, es decir una deuda porque “no se habían transmitido los riesgos y beneficios de ese 10%”.
Prisa comunicó en un hecho relevante el aparcamiento
del 10% de Media Capital como si fuera una venta
Con esa contabilización como pasivo financiero, Prisa considera que ya había informado al mercado de que no había tal venta, cuando lo tenía que haber revelado en el hecho relevante del 23 de febrero de 2011. Sonroja que una empresa dedicada a la información, cuyo principal activo debe ser siempre la credibilidad, comunique al mercado un hecho relevante con el fin de dar a entender algo que no es cierto.
Le pregunta la CNMV las razones por las que el fondo de comercio que tiene activado en el balance correspondiente a Media Capital es superior al valor que teóricamente se marcó en esa operación “de venta revertida”. Sin cortarse un pelo, Prisa dice que al ser una operación de financiación las valoraciones esgrimidas no son extrapolables al fondo de comercio. Conviene aclarar que Media Capital cotiza en Bolsa con una capitalización de 203 millones de euros, y en el balance de Prisa se le concede un fondo de comercio de 417 millones, habiendo reconocido un deterioro de 270 millones en 2010 y 2011. Desde entonces, y para no empeorar los resultados sigue sobrevalorada.
Explicaciones increíbles sobre las valoraciones
infladas de los fondos de comercio
En esta línea de inflar el valor de los activos, la CNMV le requirió a que justificase las razones por las que tenía valorado el negocio de la televisión de pago, DTS, en 1.849 millones, al cierre del ejercicio pasado, cuando ha sido vendido a Telefónica en julio de este año por 750 millones, siempre y cuando aprueben la operación las autoridades competentes. Esta diferencia le ha supuesto a la compañía estar en causa de disolución, con un patrimonio neto negativo de 593 millones de euros, quiebra que ha tenido que ser solventada una vez más por la banca acreedora transformando 506 millones de deuda en préstamos participativos.
Otra vez y sin rubor alguno, Prisa contesta al regulador que la razón de ese brutal desfase en la valoración contable respecto a la venta, se debe a que al cierre de 2013 se contabilizaba por el valor en uso y en el momento de la formulación de cuentas “no se había tomado una decisión sobre la eventual venta” del negocio de la tele de pago y en modo alguno el consejo “podía concluir que dicha venta fuera altamente probable”. Hay que tener mucho descaro para justificar de esta forma una valoración imposible.
En la información que se ha hecho pública, no consta la carta de la CNMV, por lo que se desconoce el punto sexto, al que en su contestación Prisa hace referencia, diciendo que los aspectos detallados en ese punto “serán tenidos en cuenta en la elaboración de las próximas cuentas anuales . Las vergonzosas respuestas ofrecidas al regulador sobre las malas prácticas contables las firma el secretario del Consejo de Prisa, Antonio García-Mon.