La industria automovilística de Estados Unidos se identificó siempre con una ciudad, Detroit. La ciudad que fuera la joya industrial se ha declarado en quiebra en los Tribunales, y ha perdido la mitad de la población desde los cincuenta. De 1,8 millones en 1950 a menos de 700.000 en la actualidad. Con una deuda de 18.500 millones de dólares y un éxodo irrefrenable de empresas y ciudadanos, la recaudación fiscal se ha reducido y es imposible pagar la deuda. Convertida en una ciudad fantasma es un referente a tener en cuenta por otras ciudades del mundo.
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