La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, propuso el lunes una reforma política para atender las demandas de más de un millón de personas que sacudieron la mayor economía de América Latina con protestas contra la corrupción y los servicios ineficientes.
En un discurso ante gobernadores y alcaldes, Rousseff dijo que convocaría a un referéndum para que los brasileños decidan si quieren cambiar las reglas de un sistema político percibido por muchos como corrupto y desigual.
“Las calles nos están diciendo que el país quiere servicios públicos de calidad, quiere mecanismos más eficientes de combate a la corrupción que aseguren el buen uso del dinero público, que quiere una representación política permeable”, dijo.
“Todos nosotros sabemos donde están los problemas”, añadió. “Todos nosotros sabemos que podemos construir soluciones”.
La reforma política fue la respuesta más contundente de la mandataria de izquierda a una ola de protestas que estremeció Brasil en las últimas dos semanas, erosionando su popularidad con miras a la reelección en el 2014.