Tres jóvenes, equipados con una cámara de abordo, deciden inundar las redes sociales con imágenes que ponen en cuestión la seguridad del metro de Nueva York. Se filman escalando, retozando y vacilando en los techos de los vagones. Esta publicidad de recompensa de la vanidad ha incrementado las muertes estúpidas, sea el balconing de Baleares o el surfeo urbano.