El organismo regulador de las comunicaciones en Estados Unidos, la FCC, sacó adelante ayer por tres votos contra dos, la posición defendida por el presidente Barack Obama de blindar la neutralidad de la red, impidiendo a las telefónicas y proveedores de internet vender acceso prioritario en la Red a determinados servicios de banda ancha, como pueden ser películas y otros contenidos.
Una sentencia judicial, favorable a la operadora Verizon frente al organismo regulador, obligaba a éste a modificar la normativa si quería mantener la neutralidad de la red. Se trataba de equiparar la banda ancha como un servicio de utilidad pública, equivalente al de suministro de agua corriente y electricidad. La nueva Open Internet Order confiere de nuevo un total control de la reglamentación de la Red por parte del regulador, al reclasificar el acceso de banda ancha como un servicio de telecomunicaciones bajo el régimen Title II de la ley de comunicaciones, que concede todo el poder a la FCC. Con la nueva norma, las reglas conciernen por igual a la banda ancha de móvil y fijo, protegiendo por igual a los consumidores que accedan a internet desde un ordenador fijo o un dispositivo móvil.
Las líneas rojas que ningún proveedor de internet podrá traspasar son tres. Ninguno podrá bloquear el acceso a contenidos legales, aplicaciones, servicios o dispositivos no dañinos. Ningún operador de banda ancha podrá limitar o condicionar el tráfico de internet por motivos de contenido, aplicaciones, servicios o dispositivos no lesivos. Por último, el más discutido por las operadoras de cable, que es el de la prohibición de ofrecer prioridad de acceso a cambio de algo, por lo que se impide ‘ordenar’ el tráfico.
Los republicanos tratarán de cambiar las normas en el Congreso
Los republicanos no aceptan las nuevas normas, como han dejado claro con losdos votos en contra de los miembros de la FCC que les son afines ideológicamente. Subraya uno de ellos, Michael O’Reilly, que “la mayoría de la FCC ha intentado usurpar la autoridad del Congreso reescribiendo la Communicationes Act para ajustarla a sus fines políticos y valores propios” para lo cual han utilizado torticeramente, dice, la regulación Title II de la era del monopolio telefónico, aplicándola a la banda ancha. Este sector ya ha dicho que retará la nueva norma en los tribunales. Queda claro que este asunto jugará un papel muy notable en la campaña presidencia. Ayer, Hillary Clinton, la muy probable aspirante a la presidencia por el bando Demócrata, dejó claro que apoyaba la reclasificación de la banda ancha bajo el Title II. “Es un pie en la puerta” dijo gráficamente, aunque parece abierta a conseguir la neutralidad con otras medidas. “Tienen que tener un asidero al que agarrarse, y el único que tienen ahora es el Title II”, subrayó la que fuera Secretaria de Estado en el Gobierno de Obama, quien apoyó otros asideros para la neutralidad de la red que correspondan a una ley de la tecnología de telecomunicaciones moderna, del siglo XXI.
La FCC también tomó medidas para levantar la prohibición mediante leyes estatales a municipios para dar servicio público de banda ancha de internet. Una prohibición limitada que ya reina en Tennessee y Carolina del Norte. Este levantamiento de la prohibición también ha levantado a los republicanos, quienes subrayan que los municipios tienen que legislar en pro de la iniciativa privada. La batalla legal y política está servida.
El nuevo comisario europeo está dispuesto a conceder excepciones
Mientras tanto, en Europa se está a la espera de que para el verano se tenga lista la Directiva del Mercado Único Digital y la del Mercado Único de Telecomunicaciones. El nuevo comisario de Economía y Sociedad Digital, Günter Oettinger, expuso recientemente (27 de enero) sus intenciones ante la Comisión de Cultura del Parlamento Europeo y también en el consejo de ministros, junto a El comisario quiere más negocio, asegurar la equidad en los mercados digitales y un modelo impositivo para quienes ahora no pagan, como Google, Facebook, Amazon, etc.
En cuanto a la neutralidad de la red, Oettinger dijo que es una cuestión de calidad y aceptó el principio de no discriminación, pero con excepciones por interés público. “Lo que necesitamos es un alto nivel de calidad y un buen estándar para todos, y necesitamos que no se discrimine a nadie, pero podemos aceptar, si todo el mundo tiene un alto nivel de calidad, algunas excepciones en servicios de interés público, y quizás en otros que procedan del sector privado, pero que sean interesantes para toda la sociedad”. Oettinger claramente está dispuesto a atender en alguna medida las peticiones de las operadoras europeas, organizadas en el lobby de ETNO.