El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, hizo ayer un llamamiento a la comunidad internacional para recabar 2.800 millones de dólares, alrededor de 2.600 millones de euros, con el fin de poder atender a 43 millones de niños que viven en situación muy precaria. El requerimiento de Unicef duplica los fondos pedidos hace sólo tres años, lo que da idea de la gravedad de la situación actual.
Se ha llegado a ese punto por el aumento de los conflictos y las catástrofes que origina el tiempo extremo, con alarmantes sequías e inundaciones, que han forzado el éxodo de los niños junto a familiares, quedando expuestos al hambre y las enfermedades, además de ser víctimas de abusos y violencia, y al grave peligro de quedar fuera de los sistemas educativos.
El director de programas de emergencia de Unicef, Afshan Khan, declaró ayer que por vez primera en la historia de la organización la mayor parte del dinero requerido, el 25%, será destinado a la educación de niños en situación de emergencia. Unicef prevé un incremento enorme del número de niños en situación de crisis que tendrán programas de Enseñanza, concretamente deberían pasar de 4,9 millones hace un año a 8,2 millones en 2016. Más de la mitad serán niños sirios que residen en su destrozado país o en países vecinos donde están refugiados.
La cobertura de la Enseñanza es vital para un futuro esperanzador de los niños
Afshan Khan ha subrayado que la Enseñanza representa la esperanza de los niños y los jóvenes en desarraigo para poder disfrutar de un futuro mejor tanto para ellos como para las sociedades de las que proceden. Alrededor de uno de cada nueve niños que hay en el mundo están viviendo en zonas en conflicto, donde la probabilidad de morir antes de los cinco años por causas evitables duplica la de otros lugares. El cambio climático es una amenaza creciente ya que casi 160 millones de niños viven en zonas de alta o extrema sequía, habiéndose recrudecido por el problema por el fenómeno de El Niño, especialmente dañino este año, y 500 millones habitan en zonas que sufren inundaciones.
La acción humanitaria de Unicef para este año cuya necesidad ha sido evaluada en los 2.600 millones citados alcanzará a 76 millones de personas (43 millones de niños), repartidas en 63 países. Alrededor de 1.150 millones serán para ayudas vitales, agua potable, vacunación y atención médica, enseñanza y protección de los menores, en Siria y los países afectados por la crisis de refugiados de la ciudad árabe en guerra civil: Egipto, Irak, Jordania, Líbano y Turquía. Yemen, también en guerra desde hace un año, es un nuevo foco de atención necesaria, con 10 millones de niños afectados y un presupuesto de 160 millones.
La organización también ha previsto 30 millones para responder a la crisis de refugiados y emigrantes en Europa. Respecto a África, alrededor de 170 millones irán a cubrir las necesidades humanitarias en Nigeria, Camerún, Níger y Chad, y otros 20 millones se destinarán a la protección de los niños en Burundi, uno de los países más pobres del mundo, que además sufre un éxodo de refugiados que huyen hacia Ruanda y Tanzania.
Por último prevé ampliar la cobertura de las largas crisis que viven en países asolados por la violencia, como Afganistán, Sudán y la República Democrática del Congo, donde la ayuda no alcanza el 40% de las necesidades.
La organización, una de las que tiene mejor imagen de Naciones Unidas, saldó el año pasado con un balance de mejora en acceso al agua potable para 22,6 millones de personas, vacunación de 11,3 millones de niños contra el sarampión y la rubeola, tratamiento de 2 millones de niños afectados de malnutrición, apoyo sicológico para otros 2 millones y acceso a la enseñanza básica para 4 millones.