*Nicolás Boeglin
El pasado 18 de noviembre, el pleno del Congreso de España adoptó una resolución mediante la cual “insta” al Poder Ejecutivo a reconocer a Palestina como Estado. La votación logró, según reportes de prensa, el siguiente resultado: 319 votos a favor, una abstención y dos votos en contra.
Las casi dos horas de discusión previa a la adopción del texto están disponible en Youtube (ver enlace ) y permiten dar una idea de las distintas versiones del texto que circularon así como el esfuerzo realizado por los partidos políticos españoles para consensuar una versión aceptable para todos. Cabe señalar la gran prudencia expresada por varios congresistas y las muestras de solidaridad con civiles israelíes, al coincidir la discusión sobre este tema con el asesinato de cinco personas en una sinagoga de Jerusalén unas pocas horas antes.
Un renovado dinamismo parlamentario
El Poder Legislativo de España se convierte así en el tercer Parlamento en Europa, después del Parlamento del Reino Unido y el de Irlanda, en adoptar resoluciones de esta naturaleza en poco más de un mes. Se trata de un mecanismo inusitado para proceder al reconocimiento unilateral de un Estado, el cual usualmente es parte del margen de maniobra del que dispone el Poder Ejecutivo. Posiblemente esta innovación guarde relación con la sensación de incapacidad de los órganos a cargo del Ejecutivo de liberarse de algún tipo de presión para proceder a un gesto (adoptado por 134 Estados). La contundencia del voto en España, así como la del Parlamento británico el pasado 13 de octubre (con 274 votos a favor y 12 en contra) evidencian por lo demás una señal muy clara que posiblemente tenga a las autoridades israelíes muy preocupadas. Se puede afirmar que, lejos de simples actos “simbólicos” (como lo titula por ejemplo el New York Times con relación al voto del Parlamento británico), la decisión prácticamente unánime de los parlamentarios tiene un alcance mucho mayor: al parecer, ha iniciado una intensa discusión en círculos parlamentarios europeos de cara a sus electores, a las bases de su partido, y, en general, de cara a la opinión pública. Por ejemplo, Francia se apresta a un ejercicio muy similar en los próximos días y ya diputados de otros parlamentos han externado la posibilidad de sumarse al movimiento. En el caso de Francia, declaraciones hechas a inicios de octubre del 2014 por parte del vocero del Quai d´Orsay indican que París podría en algún futuro inclinarse en favor de Palestina (ver nota de Le Matin). Más allá de las ambigüedades de la expresión “il faudrait bien à un moment reconnaître” usada por el vocero de la diplomacia francesa (la cual dio pié para una cobertura mediática inusual en Francia y fuera de ella), el debate sobre el reconocimiento de Palestina se ha intensificado en Francia en las últimas semanas.
El gesto de España
La votación española tiene lugar pocas semanas después del reconocimiento hecho por Suecia a Palestina como Estado, el pasado 30 de octubre, y que tuvimos la oportunidad de analizar con mayor detalle en estas mismas páginas (ver nota). Se da de igual manera un mes después de la elección de España, como Miembro no Permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (realizada el 16 de octubre del 2014): este órgano discutirá, entre muchos otros asuntos, un proyecto de origen francés para reglamentar el uso del veto por parte de los Miembros Permanentes en caso de genocidio, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad (ver nota de Le Monde). La discusión en el Congreso de España se sitúa además a pocas semanas de la adopción (probable) de un proyecto de ley para conceder la nacionalidad española a los sefardíes originarios de España (ver texto del proyecto de ley). A penas conocido el resultado de la votación, el gesto del Congreso español fue elogiado por las autoridades palestinas, indicando además el papel decisivo que podría jugar España en un futuro, tal como se puede apreciar en esta breve nota. La lectura de un artículo sobre la misma noticia publicado por El País (España) desmenuza los distintos cambios hechos al borrador inicial presentado por la oposición socialista, incluyendo la supresión de un tercer párrafo que tenía, según parece, sumamente inquietas a las autoridades de Israel, tal como lo indica este medio español.
Posibles perspectivas
Las declaraciones de altos funcionarios israelíes plasmadas en un sinfín de artículos que recoge la prensa internacional en estas últimas semanas apuntan todas a evidenciar el profundo temor de Israel con relación a las repercusiones que pueda tener el gesto de Suecia en los demás Estados miembros de la Unión Europea. Posiblemente asistamos ahora a una actitud similar con respecto a lo ocurrido en España, dada la dinámica propia que generan los círculos parlamentarios en Europa.
A modo de reflexión sobre este delicado proceso que parece haber iniciado Suecia en el seno de la Unión Europea, nos permitimos citar de manera textual el planteamiento hecho por el ex canciller de Costa Rica, Bruno Stagno (2006-2010) expresado en una conferencia dictada en Montevideo durante una reunión auspiciada por las Naciones Unidas (texto disponible aquí). La solidez argumentativa posiblemente haya inspirado a muchas cancillerías en América Latina y también fuera de ella: “En 1947, Costa Rica, al igual que otros 12 países de América Latina y el Caribe, apoyó la resolución 181 (II) de la Asamblea General sobre el Plan de Partición del Mandato Británico de Palestina. En esa ocasión formamos parte de los 33 países que reconocieron tempranamente que la coexistencia de dos Estados se imponía como la peor solución, con excepción de todas las demás. Desde entonces hemos visto pasar una tragedia tras otra, incluyendo guerras e intifadahs, asesinatos y atentados, afectando seriamente el derecho a vivir sin miedo de ambos pueblos. Paralelamente, y sin un claro calendario estacional, hemos visto germinar las promesas y esperanzas generadas por diversos procesos de paz, sin lograr aún la cosecha de los dividendos de paz. Ha sido tierra fértil para dobles raseros, para intereses ajenos, y para una triste reiteración de eventos que postergan el cumplimiento del mandato acordado en 1947”.
La contundente reacción de América Latina
Notemos que, a diferencia de la operación militar israelí en Gaza de diciembre del 2008 (con un saldo de 14 muertes israelíes y más de 1400 muertes palestinas), la reciente ofensiva en Gaza dio lugar a vigorosas y enérgicas condenas por parte de varios Estados de América Latina (con calificativos tales como « acto de locura », « genocidio », « masacre », objetos de una sistematización recientemente publicada por la Universidad Nacional – UNA – en Costa Rica); y que varios de estos mismos Estados procedieron a llamar a consulta a sus embajadores enviados a Tel Aviv finalizando julio del 2014. El saldo en vida humanas de esta ofensiva israelí al 4 de septiembre realizado por la Oficina de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (ver informe) era de 71 muertes israelíes (que incluyen las de 4 civiles y 66 militares) y de 2131 muertes palestinas (de las cuales 1531 corresponden a civiles, entre los cuales 501 niños y 257 mujeres). A diferencia de otros continentes, América Latina pudo alzar la voz con mucha mayor vehemencia con ocasión de estos ataques tan desproporcionados como indiscriminados del ejército de Israel contra la población civil palestina.
Conclusión
Tal y como lo recordábamos hace unos días en nuestro breve análisis editado en estas mismas páginas, el reconocimiento de Palestina como Estado por parte de Costa Rica de febrero del 2008 (así como las razones políticas y jurídicas para fundamentarlo), dieron pie para que prácticamente toda América Latina procediera de la misma manera en los años subsiguientes. A la fecha únicamente se mantienen Colombia, México y Panamá en la región sin haberlo hecho, y es posible que en algunos de estos tres Estados, sus parlamentarios se inclinen por inspirarse en los logros recientes obtenidos por sus homólogos europeos.
El próximo 29 de noviembre se celebrará en todo el mundo el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino declarado como tal por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 1977, precisamente en conmemoración del día en que se adoptó la antes mencionada resolución 181 (II) de 1947. Es muy probable que en Estocolmo, en Londres, en Madrid y en París ondeen más banderas palestinas que de costumbre, así como en el resto de Europa y del mundo.
*Profesor de Derecho Internacional Público, Facultad de Derecho, Universidad de Costa Rica (UCR)