“Todas las personas reclamamos el derecho y uso libre de internet, sin censuras ni espías estatales o empresariales. La red es parte fundamental del espacio público global que debemos preservar y desarrollar asegurando la soberanía tecnológica, el derecho a la cultura y conocimiento libre y la privacidad de cada persona. Somos portadores del poder de las redes: inteligencia colectiva, creatividad infinita, espíritu cooperativo y nuestra voluntad a prueba de todo. He ahí nuestro tesoro que no es expropiable, privatizable ni controlable. No puede ser robado”, aseguran en un manifiesto, entre otros grupos activistas, el 15-M, Ocuppy Wall Street, México 132, el Movimiento de Estudiantes de Chile y Manuel Castells.
El sociólogo español ha tenido una destacada intervención en Enredos el encuentro organizado por el Frente Amplista, celebrado en Montevideo (Uruguay) y que ha reunido a colectivos (redes de personas como se definen) preocupados por participar activamente en la vida política, social, económica y cultural de sus países y del mundo. Los promotores reconocen que su objetivo no es sustituir ni a los partidos políticos ni a las instituciones. “Nos identificamos con la gente que salió a la calle en Túnez e Islandia, en Egipto y España, en Grecia, EEUU, México y Chile, en Turquía y Brasil. Somos parte de los que tiraron dictaduras inamovibles, de los que sacudieron sistemas intocables, denunciaron privilegios incuestionables y movilizaron multitudes por sus derechos”, afirman en el Manifiesto.
“El elemento central que une e identifica a los movimientos sociales es la reivindicación de la dignidad”, afirmó el sociólogo Manuel Castells que disertó en Montevideo de “Redes de indignación y esperanza: desafíos en la tercera fase”. Para este experto la indignación provoca la falta de miedo. “La mayoría de los movimientos tienen rasgos comunes: son espontáneos, autoreflexivos, no tienen una plataforma programática definida, ni liderazgo. Los mueve la búsqueda de una democracia real que hay que reconstruir.
Castells diagnóstica que los movimientos sociales que primero fueron insurgentes y por temas puntuales, luego movimientos más amplios, enredados y que actúan sobre los valores y la conciencia, ahora están entrando en una tercera fase. Para el académico por esta misma razón y porque hay una desconfianza con la delegación de poder, no necesitan y no tienen un liderazgo formal. Por ello, tienen una impronta colaboracionista y su estructura es de carácter horizontal.
La red DemoComunes reclama democracia plena y participativa para los ciudadanos