Ofrecer apoyo psicoterapéutico a los parados para su rápida reincorporación a la vida laboral es el objeto de un Plan diseñado por el Sistema Nacional de Salud de Inglaterra con el apoyo de la Escuela de Londres de Economía y Ciencias Políticas. Pese a su elevado coste este programa modélico consigue autofinanciarse y, por tanto, no resulta gravoso para las arcas públicas. “Todas las medidas conllevan gasto. Hay que entrenar psicólogos para estos casos, hacen falta médicos de cabecera en los centros de salud. Pero los ingleses han apostado por este sistema que además de ofrecer resultados satisfactorios, más del 55% de los pacientes se han recuperado y han vuelto al trabajo, se autofinancia”, declara a La Celosía el psiquiatra Manuel Gómez-Beneyto, Coordinador Científico de la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud 2009-20013 del Ministerio de Sanidad.
Antes con el PSOE y ahora con el Partido Popular, Gómez-Beneyto es la referencia y el experto en salud mental del Ministerio de Sanidad. Lo que no le impide como profesional independiente expresar sus críticas. “Los políticos españoles no se lo creen y por eso no apoyan estas medidas disuasorias”, subraya. Su aplicación evita problemas mayores, como los suicidios que últimamente se registran en España (en su mayoría por desempleados o personas sin recursos). Al ser preguntado por la petición de los partidos al Gobierno, aprobada recientemente por el Congreso de los Diputados, para que se refuerce la prevención del suicidio, se muestra tajante: “abarca demasiados campos para ser de alguna utilidad y gran parte ya está contemplada”.
“Abordar una estrategia en salud mental a corto plazo es imposible. Es como mover un trasatlántico. El exceso de temas que se acumulan impide reflexionar sobre las mejoras que se deben aplicar”, subraya Gómez-Beneyto. Como Coordinador Científico de la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud 2009-20013, Gómez-Beneyto participó, el pasado 27 de noviembre, en la reunión anual convocada en el Ministerio de Sanidad. Estuvieron presentes los directores de salud mental de las 17 comunidades autónomas, representantes del Ministerio, así como de usuarios, pacientes y familias. “Las comunidades autónomas y ayuntamientos tampoco están por la labor de allegar recursos. Los expertos creemos que hay que apoyar y ayudar con apoyo psicoterapéutico”, concluye.
Los recortes del departamento de Ana Mato a los que se suman los de las comunidades autónomas provocan que los centros de salud no cuenten con personal para prevenir y tratar los casos graves de ansiedad y depresión consecuencia de la crisis. El desempleo que diversos estudios confirman como un grave riesgo en la salud de las personas, urge a que se tomen políticas activas. “Habría que hacer programas de detección y apoyo desde la atención primaria, pero ahora con los recortes estos centros se encuentran sin recursos y los profesionales que trabajan en ellos expuestos a gran presión”, reconoce Marciano Sánchez Bayle, secretario de organización de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP). Cada uno por ciento de aumento del paro podría provocar 5,4 muertes más por cada 100.000 habitantes, según un informe publicado por esta federación.
”El empleo tiene la ventaja de que te establece una serie de rutinas diarias que se rompen cuando la persona al ser despedida se queda sin referente”, explica Sánchez Bayle. Los especialistas coinciden que no hay mejor prevención que ocupar al desempleado en algo para que se sienta útil y vea que tiene un papel en la sociedad. “Al parado hay que encontrarle una salida, aunque sea en un club de petanca, una coral o participando en talleres creativos”, recalca el secretario de la FADS. Mientras un plan de prevención como el que deberían haber diseñado el Ministerio de Sanidad, en coordinación con las consejerías de salud de las comunidades autónomas (a imitación del modelo británico) sería una inversión que se rentabilizaría a medio plazo, la inacción actual hace que se dispare el gasto en tratamientos farmacológicos, principalmente ansiolíticos, que ya superan los 1.000 millones de euros.