La presión por mantener los beneficios y la fuerte competencia aumenta la tentación de las farmacéuticas a practicar un comportamiento poco ético. Desde 2012 se han registrado varios casos graves de soborno, de tráfico de influencias, prácticas anticompetitivas y comercialización inadecuada. Se tergiversa la eficacia del fármaco y su seguridad, se ofrecen incentivos inadecuados a los médicos y se retrasa la entrada de la competencia de los genéricos el mercado. Estas son las principales conclusiones de ‘El acceso a la medicina’, un informe financiado por Bill Gates, a través de la fundación Bill& Melinda Gates, el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Holanda, que ahonda en la corrupción de la industria farmacéutica.
En el mismo se subraya como 18 de las 20 grandes compañías mundiales fueron multadas por comportamiento corrupto, marketing poco ético o incumplimientos de la normativa de la competencia. El informe apunta a una actitud más transparente en acciones de lobby por parte de Bristol-Myers Squibb, que da a conocer públicamente algunos de los pagos realizados a varias organizaciones en algunos de los países en los que opera. También subraya como Roche hace público el apoyo financiero prestado a grupos de pacientes. Sin embargo, censura el comportamiento de la mayoría de las empresas que proporcionan muy pocos datos de su actividad.
El difícil acceso a los medicamentos
para gran parte de la población
El difícil acceso a los medicamentos por su elevado precio para gran parte de la población, también es analizado por los autores. Pese a la lección aprendida con la solidaridad de la comunidad internacional para garantizar precios asequibles para el tratamiento del VIH/ SIDA; el brote de Ébola y la epidemia de Hepatitis C –con especial repercusión en los pacientes españoles– ha vuelto a poner sobre el tapete el monopolio de los laboratorios en el precio de medicamentos y vacunas. El propio Bill Gates no se ha librado de las críticas de Médicos Sin Fronteras, que consideran puede hacer más. El informe crítico con la industria farmacéutica (Sanofi y Pfizer no han proporcionado evidencia de una mejora significativa en el acceso a la medicina desde 2012), reconoce, no obstante, que cada vez más compañías prestan atención a la capacidad de las personas para pagar. Pero también subraya que la reducción de precios no garantiza el acceso a los más desfavorecidos.
Las acciones de lobby o contribuciones políticas, que también son analizadas en detalle, proporcionan a las compañías una influencia excesiva que distorsiona los mercados y afecta al acceso a los medicamentos. “Presionan a gobiernos para fortalecer la protección de la propiedad intelectual más allá de lo acordado internacionalmente para ser razonable”, advierten los autores. Recuerdan el daño para la imagen de la industria farmacéutica -de corrupción sistémica, la califican- que involucró a GSK cuando los reguladores chinos juzgaron inapropiados los pagos realizados a los profesionales sanitarios. Reconocen, pese a todo, que ha habido un cambio significativo hacia una mayor transparencia en los EE.UU., ya que las empresas están ahora legalmente obligadas a revelar sus relaciones financieras con los profesionales de la salud.
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